Este martes, un conmovedor caso comenzó a circular en diversos medios de comunicación nacionales. Su protagonista es un niño de 12 años, quien durante gran parte de su vida debió soportar el bullying de sus compañeros de colegio.

Corría el año 2009 cuando Paola Givovich, matrona y madre soltera, decidió inscribir a su hijo en prekinder del Colegio San Ignacio de Alonso Ovalle, en Santiago.

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En ese instante, la mujer jamás pensó que su retoño sería blanco de crueles bromas y acoso de parte de quienes compartían con él en la sala de clases; situación que llevaría al menor a rogarle a su madre que lo cambiara de establecimiento y, posteriormente, a leer una desgarradora carta frente a sus compañeros antes de despedirse.

24 Horas
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“Hoy vengo a terminar un ciclo muy doloroso para mí, ya que ustedes me han hecho pasarlo muy mal en el curso, con las constantes agresiones de los que se creen bacanes“.

“Me voy porque mi madre y yo lo decidimos, no quiero estar cerca de malas personas y ustedes lo son. Me han ofendido con cosas muy dolorosas, como que no tengo papá, pero cualquiera quisiera tener la gran madre que tengo. Me han dicho que todos me odian pero están equivocados, hay mucha gente del colegio que me quiere y por ellos me da pena irme, pero ustedes causan mucho dolor”.

“Con pena les digo que el colegio no supo cuidar mi integridad. Al resto, ojalá le vaya bien y se den cuenta que no deben callar por un grupo de matones, miren de frente la vida y sean valientes que la injusticia debe ser denunciada y ustedes pueden hacerlo, dejen de tener temor”.

En palabras de Paola, las agresiones contra su hijo comenzaron a intensificarse en los últimos dos años: “Lo que más lo empezó a afectar fue cuando le decían ‘tú no tienes papá, huacho’. Un día me llamó llorando desconsolado para la semana del colegio, me dijo que un compañero le preguntó ‘¿qué se siente saber que no tienes papá, que eres un huacho?’“, expresó.

Lo peor es que, pese a que la madre fue en innumerables ocasiones al colegio a averiguar qué sucedía, ellos nunca aceptaron la gravedad de la situación: “Fui miles de veces a hablar al colegio y ahí no reconocían la violencia, me decían que no había violencia escolar”, dijo la mujer a La Cuarta.

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El bullying llegó a tales extremos, que incluso el menor pensó en suicidarse. “Él se quería matar y hacerlo dentro del colegio. Estaba escondido en un baño de unos compañeros y tuvo la idea de quitarse la vida. Ya no quería más”, dijo Givovich.

Lo anterior se sumó al aislamiento que sufrió el pequeño, luego que la psicóloga del colegio hiciera una reunión con los niños que lo molestaban para que le pidieran disculpas. Tras la cita, y para no tener problemas con el grupo, el resto de los niños le hicieron la “ley del hielo”.

En ese momento, Paola y su hijo decidieron salirse del establecimiento escolar. “Su psicólogo me dijo que lo sacara, que ya era muy peligroso que siguiera, él estaba con depresión, pánico nocturno; un niño de 12 años tomaba antidepresivos, ansiolíticos”, contó la afectada madre.

Tras tomar la determinación, la directora del colegio les sugirió que antes de irse el menor se despidiera de su curso, con el fin de cerrar la etapa. “Y ahí surge la carta que escribió él y la leyó a todos sus compañeros, diciendo lo que sentía y por qué se iba”, agregó Paola.

Ahora, el menor comenzó séptimo básico en otro recinto, donde no ha sido víctima de maltratos. Paralelamente, la mujer demandó al Colegio San Ignacio por no seguir los protocolos contra el acoso, establecidos por el Ministerio de Educación.