Con anuncios de contactos personales y al parecer incluso laborales, una pareja atraía mujeres hasta su casa en Hoexter, Alemania, para raptarlas, encerrarlas, torturarlas y asesinarlas brutalmente.

El hombre y su ex mujer fueron detenidos por el reciente asesinato de una mujer de 41 años y el homicidio de otra hace dos años.

El horrible modus operandis de este matrimonio quedó al descubierto luego de que su vehículo se averiara lo que los obligó a detenerse. En ese momento la policía, ya advertida, luego de una denuncia por secuestro, los detuvo al ver que llevaban a la mujer de 41 años mal herida a bordo. Tan serias eran las heridas que pronto moriría en el hospital por una contusión craneal, lo que permitió la detención inmediata de los sospechosos.

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Interrogada por la policía alemana, la mujer acusada por los ataques asumió la culpa y admitió haber asesinado a al menos dos mujeres y haber torturado a varias más durante los últimos años.

Pero los detalles son bastante más escabrosos. Por ejemplo, según las pericias y lo que habría relatado la homicida, señalada por el nombre Angelika B, una de las víctimas fue captura por varios meses y sometida a crueles torturas. Pero la más violenta de las confesiones vino después, ya que la asesina y torturadora aseguró haber encerrado a una mujer en un frigorífico que tenía en su casa, para luego mutilarla, cortarla en pedazos y quemar su cuerpo en la chimenea.

El sospechoso, identificado como, Wilfried W, sin embargo, ha negado todas las acusaciones y ha culpado a su ex mujer, ya que se separó de la acusada en 2013, para casarse con una chica de 33 años, que pronto murió.

Pero, la policía, ha señalado que Angelila B. también tiene signos de haber sido agredida por su ex marido, consignó Metro.

Por otra parte, no se ha descartado que más muertes hayan ocurrido al interior de la vivienda, bautizada por los medios como ‘La casa del terror’, pero que, por ahora, las investigaciones se centran en las dos víctimas identificadas y en encontrar a otras mujeres que hayan logrado salir con vida de este infierno de torturas y sangre.

Marcel Kusch | AFP
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