Amanda Moroney era una adolescente inglesa a quienes sus profesores la describían como “callada y querible”. Lo que pocos sabían es que esta joven de 13 años estaba sufriendo por dentro. “Bienvenidos de regreso, pensamientos suicidas. Largo tiempo sin verlos”, escribió a mediados de febrero.

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Hasta que el domingo 8 de marzo llegó a su límite. La niña abrió su cuenta de Facebook y dejó un desolador último mensaje: “Odio sentir que nunca soy suficientemente buena”. Horas después, encontraron su cuerpo sin vida en su casa, en la ciudad de Lennoxtown, como detalla el medio británico Mirror.

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Su entristecida hermana, Louise, le rindió tributo en esta misma red social: “Bueno hermana, tú eres suficientemente buena para miles y si pudieras ver ahora cómo tanta gente se ha unido por ti y te ama y te extraña. Aunque tarde, princesa, espero que te haga feliz”.

Otra conocida de ella, Jennifer Millar, escribió: “Sólo siéntense a pensar: si sólo esta chica hubiese sabido cuánto la amaban todos. Es una vergüenza de que nos demos cuenta tan tarde”.