Qué es peor para nuestra salud cardiovascular: ¿Comer un asado de cordero o un plato de tallarines? Lo más probable es que prefiera la opción número uno, pero como siempre, un nuevo estudio nutricional llegó para revolver el gallinero…

Como detalla agencia AFP, doblar o incluso triplicar el consumo de grasas animales no significa que aumentarán las grasas nocivas en la sangre, afirma una investigación estadounidense. En cambio, consumir demasiados hidratos de carbono sí podría producir esto.

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Para llegar a esta conclusión, llevaron a cabo un estudio donde 16 participantes fueron sometidos a un régimen alimentario de cuatro meses y medio: Cada tres semanas, los hidratos de carbono (pan, pasta, arroz, etc.) fueron aumentado progresivamente en su dieta, mientras que la de los alimentos que contenían grasas animales saturadas (como la carne y el queso) fueron reducidos, siempre manteniéndose estable el número de calorías y proteínas.

Matej Skalnik (cc) | Flickr
Matej Skalnik (cc) | Flickr

Fue así como descubrieron que el total de grasas saturadas presentes en la sangre de los participantes no aumentaba cuando comían grandes cantidades de carne roja y de lácteos e incluso, disminuyó. Mientras tanto, el porcentaje en sangre del ácido palmitoleico (un ácido graso saturado ligado al metabolismo de glúcidos y que parecía contribuir al desarrollo de las enfermedades cardiovasculares), aumentaba a medida que se comían más platos con hidratos de carbono.

¿Por qué? Porque un crecimiento de este ácido lleva a que los glúcidos se transformen en grasa, en lugar de ser quemados por el organismo, explican los investigadores.

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La recomendación de los expertos: reducir las comidas como pastas y arroz y comer con tranquilidad grasas animales, siempre y cuando el resto de la alimentación esté equilibrada. Esto permitiría que no se acumulen estos componentes de los alimentos, afectando el sistema cardiovascular.

“Hay un malentendido general sobre las grasas saturadas”, afirmó Jeff Volek, profesor de la Universidad de Ohio y miembro del equipo de investigación, quien además destacó que los estudios de población “no muestran ninguna relación entre las grasas saturadas y las enfermedades cardiovasculares.”