Si bien no existe la pareja perfecta, existen algunos casos donde se escucha más el “te odio” que el “te amo”. Aparte de que esto sea negativo para la relación y tus emociones, un reciente estudio descubrió que puede afectarte de otras formas. Específicamente: podría hacerte engordar.

Las disputas incrementan el riesgo de sufrir obesidad en los adultos, porque toda la presión, trastorno del ánimo y estrés afectan la forma en que el cuerpo procesa los alimentos ricos en grasa, como reveló una investigación de la Universidad de Ohio, Estados Unidos.

Para llegar a esta conclusión, estudiaron a 42 parejas sanas, de entre 24 y 61 años, y que llevaban tres años de casados como mínimo. Fue así como se percataron que los hombres y mujeres con depresión y constantes discusiones en sus vidas, quemaron menos calorías y tuvieron mayores niveles de insulina y triglicéridos tras ingerir una comida pesada, como informa ABC España.

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Estos voluntarios debieron llenar una serie de cuestionarios sobre satisfacción en el matrimonio y si poseían trastornos del estado de ánimo o depresión. Luego, debieron comerse un potente menú (compuesto por huevos, vienesas, galletas y salsa) y conversar sobre temas que podrían suscitar conflicto.

smile_kerry (cc) | Flickr
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Aquellos que sufrían algún trastorno del estado de ánimo y que fueron más hostiles con su cónyuge, quemaron 118 calorías menos después de una única comida, lo cual se traduce en aumentar unos cinco kilos al año. Además, presentaron un 12% más de insulina en sangre que las personas más calmadas y aumentaron sus triglicéridos, factores que exponen a la diabetes y enfermedades cardiovasculares, respectivamente.

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“Estos resultados no solo identifican cómo estos factores estresantes pueden conducir a la obesidad, sino que apunta a la importancia de tratar los trastornos del estado de ánimo. Las intervenciones en salud mental podrían beneficiar claramente la salud física también”, explicó Jan Kiecolt-Glaser, quien es el principal autor del estudio.

A lo que la profesora de nutrición humana en la Universidad de Ohio, Martha Belury, añadió: “La insulina estimula la ingesta de comida y la acumulación de tejido graso en el abdomen. Añadido a un menor gasto de energía, aumenta las probabilidades de sufrir obesidad”.

Esta advierte que “altos niveles de insulina y triglicéridos elevados indican que el metabolismo de los azúcares y grasas está dañado y son señales del incremento del riesgo enfermedad cardiovascular y diabete”s.