Sin duda las rutinas de Juan Pablo López y Chiqui Aguayo han sido gran tema de discusión en todos lados. El alto nivel de garabatos y chistes de tono sexual han provocado duras críticas y también ganado ferreos defensores.

Una buena parte de críticos han tildado de vulgares y ordinarios a los humoristas que pisaron la Quinta Vergara la primera y la segunda noche del festival, especialmente a Daniela.

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Dentro de este grupo se sumó el connotado cantautor nacional Alberto Plaza, quien escribió una carta dirigida al director de un diario de circulación nacional, donde muestra su decepción y molestia por el tono que usan los humoristas en un escrito que tituló “Los Flaites y el festival”.

En su columna el autor de “Que cante la vida” argumenta por ejemplo que, “Hemos sido testigo de una paliza, de un linchamiento al decoro y a las buenas costumbres. Con total desvergüenza, hablan con el mismo vocabulario que se emplea en una pelea de bar de mala muerte; con la vulgaridad que cabría esperar en una cárcel, no en el que alguna vez fuera el más respetable e importante escenario de la música latinoamericana”.

“Los flaites se han apoderado de ese espacio hasta lograr que ni los mismos organizadores sean capaces de poner límites en el juego. Saltaron desde la cloaca y allí se quedaron, salpicando cada uno al que le sigue, provocando una verdadera escalada de degradación, donde ya nadie parece sorprenderse; donde querer cuidar nuestra maravillosa lengua parece ya una quijotada”, agregó el artista, que además luego utilizó su cuenta de Twitter para destacar la rutina sin ‘vulgaridades’ del colombiano Carlos “Mono” Sánchez.

Fue precisamente la plataforma social del pajarito azul donde Plaza se transformó rápidamente en tendencia la mañana del jueves y sus dichos generaron críticas divididas.

Revisa completa la carta de Alberto Plaza a continuación.

Los flaites y el festival

Señor Director:

Escribo con profunda tristeza después de haber visto —lo que alcancé a resistir— a los humoristas de las dos primeras noches del Festival de Viña del Mar. Hemos sido testigo de una paliza, de un linchamiento al decoro y a las buenas costumbres. Con total desvergüenza, hablan con el mismo vocabulario que se emplea en una pelea de bar de mala muerte; con la vulgaridad que cabría esperar en una cárcel, no en el que alguna vez fuera el más respetable e importante escenario de la música latinoamericana.

Los flaites se han apoderado de ese espacio hasta lograr que ni los mismos organizadores sean capaces de poner límites en el juego. Saltaron desde la cloaca y allí se quedaron, salpicando cada uno al que le sigue, provocando una verdadera escalada de degradación, donde ya nadie parece sorprenderse; donde querer cuidar nuestra maravillosa lengua parece ya una quijotada.

Y este es un terreno en el cual solo a los humoristas se les acepta semejante picantería. Nadie imaginaría a un artista hablando en público de esa forma. Tampoco a los animadores. Ni a los conductores de televisión, ni a los deportistas, ni a los comentaristas deportivos, ni a los políticos, ni a los científicos, ni a los periodistas. No. Ese es un terreno que solo se les permite pisar a estos mal llamados humoristas, que por tratar de dar risa, dan pena.

La grosería, la palabra vulgar y la ordinariez nunca serán dignas de un escenario como el de Viña y menos de una transmisión televisiva que podría ponerlos en la órbita latinoamericana. No, así nunca lo van a lograr. En otros países todavía existen el decoro y el pudor.

Finalmente, les recuerdo a los canales de televisión que, aunque se escudan en que se trata de un horario para adultos, ellos retransmiten fragmentos, que muchas veces son la rutina completa, en horarios matinales, en los que, a la luz de los hechos, habrá que esconder a los niños.

ALBERTO PLAZA
Cantautor