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Este 14 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Diabetes, alertando sobre la prevalencia de la enfermedad que afecta a más de 537 millones de personas en todo el mundo y cerca del 12% de la población adulta en Chile. La diabetes tipo 2, asociada al estilo de vida actual, puede presentar síntomas iniciales que pasan desapercibidos, como sed, cansancio, y visión borrosa. Expertos hacen hincapié en la importancia de una alimentación equilibrada, ejercicio regular y controles médicos periódicos para prevenir o retrasar la diabetes.
Desarrollado por Bío Bío ComunicacionesEste 14 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Diabetes, una jornada destinada a crear conciencia sobre esta enfermedad que impacta a más de 537 millones de personas en todo el mundo.
En Chile, según datos del Minsal, las cifras también preocupan, ya que se estima que cerca del 12% de la población adulta vive con esta enfermedad y un número significativo aún no ha sido diagnosticado.
La mayoría de los casos corresponde a diabetes tipo 2, una forma estrechamente vinculada al estilo de vida actual. Sin embargo, los especialistas advierten que muchos pacientes no reconocen los síntomas iniciales, que pueden pasar inadvertidos durante años.
“Entre los signos de alerta más comunes están la sed, aumento en la frecuencia de orina, el cansancio, la visión borrosa, la pérdida de peso involuntaria. Reconocerlos a tiempo permite un diagnóstico y tratamiento oportunos", comentó la doctora Soledad Schaffeld, diabetóloga de Clínica Santa María.
"Es importante mantener una alimentación equilibrada, realizar ejercicio de forma regular y acudir a controles médicos periódicos para prevenir o retrasar la aparición de esta condición”, agregó.
El aumento del sedentarismo, la alimentación desbalanceada y el estrés prolongado, están influyendo directamente en la aparición de la diabetes.
La falta de descanso y los turnos laborales extensos elevan los niveles de cortisol, hormona del estrés, afectando la regulación de la glucosa en sangre y contribuyendo al desarrollo de resistencia a la insulina.
“Muchas personas llegan tarde a casa, comen pan por rapidez y luego se acuestan sin haber tenido una comida equilibrada. A esto se suma el estrés y los turnos de trabajo, que alteran los horarios y favorecen el consumo de azúcar, generando un círculo que termina afectando el control de la insulina”, explicó Paulina Mella, nutricionista de Clínica Dávila Vespucio.
A lo anterior, hay que agregar factores genéticos y familiares, por lo que los controles preventivos adquieren un rol clave. En este sentido, la doctora Alejandra Ortega, diabetóloga de Clínica Biobío, enfatiza que estos deberían realizarse por lo menos una vez al año y de manera más frecuente en aquellos pacientes que tienen factores de riesgo como obesidad o antecedentes familiares.
“Asimismo, si la persona presenta síntomas como baja de peso, orinar seguidamente, tomar mucha agua o comer en grandes cantidades, también debería chequearse”, comentó.
La nutrición sigue siendo un pilar fundamental, tanto en la prevención como en su tratamiento. Una dieta equilibrada, rica en fibra, proteínas magras y alimentos frescos, puede mantener la glicemia estable y reducir complicaciones.
“Hoy nos enfocamos menos en seguir esquemas rígidos y más en promover un cambio integral y sostenible del estilo de vida", enfatizó Lilian Contreras, nutricionista de Clínica Ciudad del Mar.
A renglón seguido, argumentó que "el objetivo ya no es únicamente contar carbohidratos o restringir alimentos, sino fomentar una alimentación saludable, equilibrada y adaptada a las características, preferencias y contexto de cada persona. Actualmente, se privilegia una dieta variada, rica en fibra y con alimentos de bajo índice glicémico, que contribuyen a mantener estables los niveles de glucosa en sangre”.
Otra preocupación emergente es el aumento de esta enfermedad en población infantil y adolescente, una realidad que antes era casi exclusiva de adultos.
“Para prevenir la aparición de la diabetes tipo 2 es fundamental evitar y reducir la incidencia de la obesidad en la población pediátrica. Esto requiere, ante todo, un abordaje a nivel familiar”, indicó el doctor Guillermo Ortiz, endocrinólogo infantil de Clínica Dávila.
“Es decir, que los miembros adopten hábitos de vida saludables. Si los padres son sedentarios y no realizan actividad física, será muy difícil que los hijos incorporen estos hábitos”, agregó.
Saber reconocer una emergencia es vital. La doctora Katherin Falck, directora de Calidad y Gestión de Riesgo de Help, sostiene que hay diferencias claras entre una subida y una bajada de azúcar.
“Cuando un paciente tiene la glicemia extremadamente elevada (hiperglicemia), tendrá más ganas de orinar y sentirá más sed y hambre, pero en general es una complicación que da tiempo para consultar. Sin embargo, la hipoglicemia (baja de azúcar) es una emergencia médica inminente que si no se maneja en forma precoz y adecuada, puede implicar la muerte”, señaló.
Finalmente, expresó que “la hipoglicemia se caracteriza por la aparición de sudoración, temblor y, en casos graves, convulsiones. Es relevante que la persona a la brevedad consuma algún tipo de azúcar de rápida absorción (como un jugo o bebida azucarada) y consulte en un servicio de urgencia”, cerró.