Una insólita “crisis vocacional” sufrió la madre superiora de un convento en Valtiberina, en Toscana, lo que obligará a cerrar sus puertas: la mujer de 40 años se enamoró.
Por este motivo, la orden que maneja el convento decidió separar a la monja y obligarla a buscarse un nuevo lugar. Así lo dio a conocer el periódico local La Nazione, quien también añadió que si bien la religiosa finalizó la relación, no quiere volver a retomar el camino de la fe.
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De esta forma, en el convento sólo quedaron una monja de 80 años y dos novicias que precisamente estaban a cargo de la madre superiora, motivo por el cual el convento deberá ser cerrado.
El convento no dependía de la diócesis ni del obispado sino de una orden religiosa, que se vio imposibilitada para seguir adelante con la gestión del mismo. Recordemos que esta situación se enmarca en una realidad que es mucho mayor y que incluso el Papa Francisco dio a conocer en algún momento.
El Sumo Pontífice indicó que se vive un panorama de “hemorragia de las vocaciones”, debido a que cada vez son menos los jóvenes que abrazan la vida religiosa, situación que ya ha significado el cierre de otros establecimientos.
Monasterios e incluso escuelas católicas han debido cerrar, ya que también se ha reducido el número de las monjas profesoras en los últimos años.