Hay ciertos eventos traumáticos o comportamientos extraños que sin duda, nos marcan a lo largo de nuestra vida. Algunos pueden llegar a ser tan potentes, que es posible que sean heredados a futuras generaciones.
Así al menos lo ha debatido la comunidad científica, que lleva años realizando investigaciones respecto a si existe la posibilidad de que los traumas puedan ser traspasados desde los padres a sus hijos.
Según lo consignado por el portal científico Muy Interesante, un estudio de la Universidad de Zúrich reveló que hay ciertas células de ARN (Ácido ribonucleico), que se encargan de trasladar la información genética del ADN, que tendrían la capacidad de controlar la expresión de determinados genes.
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¿Qué significa esto? Que hay ciertos genes que se mantienen en el tiempo y que tendrían la capacidad de pasar de generación en generación.
El trabajo del equipo de Zúrich demostró, por ejemplo, que los ratones que sufrían de estrés tenían un comportamiento extraño a diferencia de los que se encontraban en un estado normal. Lo llamativo de esto, es que los descendientes de los ratones ‘estresados’, repitieron la conducta de sus progenitores. Incluso, en la tercera generación también se vieron estos mismos comportamientos.
Claro que este no es el único estudio que ha basado sus investigaciones en la posibilidad de que los traumas puedan heredarse. El portal de noticias estadounidense Axios, reveló hace unos meses parte del trabajo realizado por la JAMA Psychiatry, que es una revista científica que se centra en la salud mental y el cerebro. Analizó las historias de un grupo de personas que tuvieron como familiares a sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial.
La investigación logró recopilar los casos de las hijas de mujeres que fueron evacuadas de Finlandia, al término de esta guerra. Al final, se determinó que las descendientes de estas madres llegaron a ser hospitalizadas hasta en cuatro ocasiones por enfermedades mentales, a lo largo de su vida. Todo asociado a las experiencias traumáticas vividas con anterioridad.
Stephen Gilman, autor de este trabajo, asegura que “los hallazgos intergeneracionales de nuestro estudio demuestran, una vez más, que la salud mental es un problema del ‘curso de la vida'”, y que en este caso, los traumas que pudieron provocar “las crisis de refugiados en guerra, no solo duran años, sino que pueden durar vidas enteras”.
En este sentido, se explica que es posible que durante el embarazo se pudieron traspasar ciertos cambios epigenéticos a sus hijos. Aquí es donde justamente aparece un concepto relativamente nuevo, el de la epigenética, que es la disciplina que estudia los cambios heredables en la expresión génica, según lo explicado por el portal científico Scielo.
Pese a los resultados que indican que el estrés, depresión o los traumas en general, podrían generar un efecto en los genes que potencialmente afectaría a generaciones posteriores, aún la comunidad científica no se la ha jugado por asegurar al 100% que esto efectivamente ocurre. Pese a esto, los resultados de los estudios recientes indican que es muy probable que así sea.