Como muchos otros oficiales de policía, Anthony Nolan de Connecticut (Estados Unidos) se esfuerza en hacer bien su trabajo, vigilando la calma y seguridad de los demás. Pero a veces, se salía un poco de sus deberes para ayudar a dos tiernos hermanos que conoció un día trabajando en la playa: Malik (8) y Tasha (9).
Todo comenzó hace un par de años atrás, cuando “escuché un llanto y me acerqué a la persona que asumí que era su abuela a preguntarle qué había ocurrido. Ella me explicó que su libro se había mojado y que ellos no querían leerlo”, explicó al medio estadounidense Today, en declaraciones recogidas por la revista Good Housekeeping.
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“Intenté calmarlos, porque el libro parecía ser importante para ellos”, agregó. Pronto, el oficial estaba conversando junto a los niños sobre sus libros favoritos y se turnaron para leer algunos. Desde entonces, Anthony comenzó ir a verlos semanalmente para sacarlos a pasear al parque o para leerles algunas historias.
Aunque pasaba mucho tiempo con los pequeños, se sorprendió mucho cuando encontró esta carta pegada en su puerta. Anthony llevaba varios días reposando tras sufrir una lesión, cuando la leyó:
“Nuestra mamá dice que te heriste. Estamos tristes porque no puedes leernos. No tengo un papá, sólo tú nos lees. Le diremos al jefe de la estación de policía que no te haga trabajar en lugares peligrosos, porque es lo mejor para ti. Le puedo preguntar a mi médico si te puede ir a hacer sentir mejor”, escribe la primera misiva.
“¿Puedes hacernos un video leyendo, si no puedes venir? Realmente te extrañamos (…) gracias por ser como un padre para nosotros”, concluye. La segunda carta tenía un dibujo del oficial en su patrulla junto a “dinero para el café”.
El mismo policía compartió la imagen en Facebook, explicando que tuvo que luchar contra las lágrimas. “Estaba pegado a mi puerta hoy. No me pueden decir que no es lo mejor. Vale tanto la pena compartirlo, amo a esos niños. Qué risa, me dejaron dinero para el café”, escribió.