Es por antonomasia agosto es el mes de los gatos, pero no muchas personas saben por qué, y otros lo asocian sólo a una época de reproducción para estos animales.

Los sentimos noche a noche con sus maullidos e incluso gritos, que los hacen ganarse el octavo mes del año como los 31 días dedicados a ellos.

Pero ¿qué ocurre realmente en nuestros techos?

La médico veterinario Loreto Muñoz, de la Asociación Chilena de Medicina Felina y miembro del Colegio Médico Veterinario, explica que durante este mes comienzan a aumentar las horas luz, a ciclar las hembras y se da inicio al periodo reproductivo.

“Esto implica que los gatos se activan y comienzan a salir más para aparearse, marcar territorio y por lo mismo se pelean. Por lo tanto al tener contacto con otros gatos y pelearse, se transmiten varias enfermedades infecciosas. Las heridas de peleas frecuentemente se convierten en abscesos, por lo tanto el gato se decae y esta febril; además la mordedura es una vía efectiva de transmisión del virus de la inmunodeficiencia (SIDA felino), enfermedad que se manifiesta años después de la inoculación. También tienen el riesgo de traumas, ya sea por atropellos o porque los muerde o ataca un perro”.

La especialista agrega además, que al contactarse con varios gatos, se pueden contagiar con pulgas y otras enfermedades virales, como las respiratorias y el virus de la leucemia, sobre todo si son jóvenes.

Sin embargo, todo esto es parte de un proceso normal, que ocurre cada año en esta fecha. Pero la médico veterinario nos advierte sobre algunos comportamientos que podrían alertarnos.

Explica que, sobre la salud del gato, que este se decaiga, juegue menos, coma menos, o que comience a bajar de peso, es una señal de que algo no está bien. “Los dueños de gatos saben al momento que su gato está diferente, y eso es una señal que indica que hay que llevarlo al médico veterinario y realizarle un examen completo, incluyendo un análisis sanguíneo”.

No son un “perro chico”

Son mascotas, de eso no hay duda, pero aunque muchas personas confunden el tener un gato, con tener un “perro chico”, lo cierto es que se trata de otra especie fisiológica y metabólicamente muy diferentes, por lo que los cuidados y el trato también debe ser distinto.

Loreto Muñoz, quien además es miembro del Colegio Médico Veterinario, señala que los gatos por ejemplo, “son carnívoros obligados, por lo tanto su dieta debe ser en base a proteínas de origen animal”. Las enfermedades que lo afectan son muy diferentes a la de los perros, por lo tanto lo ideal es tratarlo siempre con médico veterinarios que estén especializados o familiarizados con esta especie; por ello la Asociación Chilena de Medicina Felina, se reúne mensualmente dictando charlas técnicas para ir actualizando y capacitando a los médicos veterinarios que les interesa esta especie”.

Los riesgos para los humanos

Junto con lo que pueda pasar a nuestras mascotas, también existen riesgos asociados a la salud de sus cuidadores, o en general de las personas que tengan contacto con los felinos.

La especialista del Colegio Médico Veterinario de Chile, señala que más que transmitir en forma directa las enfermedades al hombre, hay algunas infecciones que están en el medio ambiente y que ellos pueden exagerarlas, logrando que indirectamente se vean afectados los seres humanos.

“Un ejemplo es la Toxoplasmosis. El hombre se infecta más por comer verduras crudas mal lavadas o bien carne poco cocidas. En el gato se multiplica el toxoplasma y lo libera al ambiente, por lo tanto se debería tener cuidado con las cajas de arena o tierra de los jardines, o la arena de los parques, ya que pueden estar contaminadas con toxoplasma.

La otra enfermedad que transmite, es la del arañazo del gato, y es producida por la bacteria Bartonella henselae. La transmite la pulga del gato que la contrae al succionar la sangre de un gato positivo a ella y elimina las fecas con bacterias viables. Entonces un gato lleno de pulgas, en sus garras o heces y al rasguñar, puede contagiar al humano. Con buena higiene y manteniéndolos sin parásitos se controlan estas enfermedades”.

Sobre la importancia de que exista un censo de estas mascotas en el país, Loreto Muñoz señala que “debe haber un catastro de las mascotas para promover la tenencia responsable de ellas y para poder tomar medidas preventivas de las enfermedades zoonóticas, así como las que los afectan a ellos. No deben haber animales sueltos por las calles, de los que nadie se responsabilice y tal como mencionamos, no deben haber heces de animales donde los niños juegan (plazas, pasto, arena, etc)”.

En el caso de que existiera en el país una sobrepoblación de gatos, la experta señala que ellos buscarían qué comer, y “cómo son ágiles e intrusos, entrarían a las casas a robar alimentos, y se volverían agresivos. Habría peleas nocturnas, las crías no se sociabilizarían y por lo tanto serían agresivos y cazadores”.