Eventos como el sensual desfile que cada año realiza la marca de lencería Victoria’s Secret, confirman lo que es evidente: los hombres son unos apasionados por la ropa interior sexy. Pero este comportamiento tendría un origen mucho más primitivo de lo que cualquiera pensaría.

Los investigadores de la Universidad de Concordia en Montreal (Canadá) decidieron comprobarlo a través de un peculiar experimento, que estudió a varias ratas macho y otras ratas hembra que vestían unas diminutas chaquetas, como detalla el medio español ABC.

Lee también: Las sensuales imágenes que dejó el desfile de ángeles de Victoria’s Secret

Este consistió en que unas inocentes ratitas macho tuvieran su primera vez con una compañeras que utilizaban un pequeño chalequito; mientras que en la otra jaula, los debutantes hacían lo suyo con hembras que no utilizaban nada de ropa.

Gonzalo R. Quintana Zunino
Gonzalo R. Quintana Zunino

Después, volvió a repetirse el encuentro, pero mezclando la mitad de ratas de cada grupo. Los machos que nunca habían visto la chaqueta copularon con normalidad tanto con las hembras desnudas, como las que utilizaban este implemento; mientras que aquellos fueron entrenados con la chaqueta, resultaron estar menos “emocionados” por estas ratoncitas sin nada encima: sus montas eran más breves, existían menos eyaculaciones y muchos no pudieron terminar la “faena”.

En otro experimento, se entrenaron machos vírgenes para asociar la chaqueta con un premio sexual o con una inhibición sexual. Posteriormente, los volvieron a poner a prueba y “los machos entrenados para asociar la chaqueta con la excitación tuvieron relaciones normales, mientras que los entrenados para llevarse un chasco se mostraron mucho más reacios al asunto”, explican en este medio.

Fue así como se comprobó que según la experiencia de cada macho, esta prenda puede ser muy atractiva… o volverse molesta. “Si la rata asocia la prenda con el sexo, se mostrará más entusiasmada ante una compañera que la lleve puesta”, explica el investigador Gonzalo R. Quintana Zunino. Este concluyó que “la lencería puede tener un efecto similar en los varones humanos”.