¿Cómo imaginas que luce un cometa de cerca? Quizá tengas grabada en tu mente la imagen de una roca encendida en llamas cruzando el universo, como lo muestran en muchas caricaturas. Pero la realidad es bastante diferente, tal como lo revelan unas dramáticas fotografías tomadas desde la nave Rosetta.
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Gracias a un complejo acercamiento, se logró capturar las paredes de roca de un acantilado del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko. Este precipicio tiene alrededor de 800 metros de alto, pero no se preocupen: si un humano lograra aterrizar ahí (tal como lo hizo el robot Philae hace unos meses), podría sobrevivir a la caída gracias a la baja gravedad de este cuerpo celeste.
“Navidad llegó temprano para mí”, afirmó Stuart Atkinson, el astrónomo británico amateur que logró procesar las imágenes, como detalla el medio inglés Telegraph. Este logró desarroller bien la instantánea de esta pared vertical.
Actualmente, no se ha vuelto a tomar contacto con Philae, la nave que aterrizó, rebotó y terminó en una locación de este cometa donde no llegan los rayos solares, por lo que no puede recargarse. Mientras que la nave robótica Rosetta ha viajado tres billones de millas durante 10 años para alcanzar a este cometa, el cual viaja a más de 54 mil kilómetros por hora.