El médico Elmer Terrazas, fue el encargado de cambiar la vida de la comediante Belén Mora, luego de realizarle una lipoescultura que la dejó con una figura envidiable.
Tras ver los buenos resultados, la actriz decidió regalarle una operación a una de sus mejores amigas, Paulina Hormazábal, actriz, sicóloga y madre de una niña de dos años.
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Sin embargo, nada hacía presagiar los malos resultados que la mantienen hace casi dos meses internada en la Unidad de Tratamientos Intensivos, tras ser intervenida por Terrazas.
“Hace como 10 años atrás me hice una manga gástrica y bajé como 45 kilos, y si bien, mi cuerpo no quedó todo colgando y horrible, las piernas quedaron feas. El mismo doctor me dijo que no iba a poder arreglarlo sin cirugía”, comentó a BioBioChile.
Luego agregó que “con Belén somos las mejores amigas. Estudiamos teatro juntas en Concepción y trabajamos juntas como ocho años haciendo teatro”.
Debido a lo anterior, sin pensarlo dos veces aceptó la oferta de Belén, sin pensar lo que se venía. “El doctor se veía amable, la consulta estaba llena, su pared llena de diplomas, entonces uno dice, ‘estoy con un doctor bueno'”, aseguró.
Se trataba de dos cosas bastante comunas, un lifting de piernas más una abdominoplastía. Una vez en la clínica, Milano, que es el lugar donde el médico le realizaría la operación ya que arrendó un pabellón, dijo que “había algunas manchas en la sábana, así como de sangre que no había salido. Yo estaba media incómoda”.
“Me acuerdo que entré a pabellón y me pusieron raquídea, no fue anestesia general, fue con raquídea y sedación. Con raquídea tu estás consiente, por lo que para mí fue bien traumático porque de repente como que despertaba de la sedación y sentía cómo me movían, cómo me abrían“, reveló Paulina.
Luego de las ocho horas de operación, tres más de lo planificado, “salí del pabellón y hasta el día de hoy no sé cómo salí viva. Al final tuvieron que ponerme anestesia general, porque no se puede hacer una operación tan larga con raquídea. No hay raquídea que aguante tanto”, manifestó.
Una vez que fue dada de alta comenzó la pesadilla de la sicóloga, ya que al cuarto día se vio unos moretones en sus piernas pero que no eran tal, sino algo peor. “El doctor me había pasado a quemar la piel”, aclaró.
Terrazas le explicó que esas heridas se debía al esfuerzo que ella hizo al caminar, sin embargo, Paulina no era capaz de ir ni siquiera al baño sola. Posteriormente, él la envió a un centro de ozonoterapia, especialista en tratar herida compleja como las de ella, donde un médico la atendería.
“Fuimos de inmediato, pero la piel ya estaba completamente necrosada, estaba como cartón. La chica que nos atendió nunca fue doctora, era una enfermera, y yo no tenía problema con que me atendiera una enfermera, si ella era especialista en lo que hacía”, explicó Hormazábal.
En dicho lugar, la enfermera le retiró la piel muerta en una sala y no en un pabellón esterilizado como corresponde. “Me dejaron la piel abierta con toda la grasa, la herida expuesta, se veía horrible, como si hubiese ido al carnicero me hubiese sacado una lonja y me hubiese dejado la herida abierta”, relató.
Lo peor vino una semana después, ya que continuó sintiéndose mal, con fiebre y presión baja. Junto a su madre decidieron llamar a la enfermera, que les recetó un antobiótico, algo que solo puede hacer un médico.
Rápidamente se dirigieron a urgencias, donde un médico analizó su situación. “Llegué en estado de shock porque se me había abierto un punto y yo lo vi. El doctor me vio y me dijo, ‘pucha chiquilla, ¿qué te hicieron? O sea, esta niña viene de la carnicería'”.
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Ahí la enviaron a la UTI para hacerle transfusión de sangre ya que presentaba una anemia avanzada y al día siguiente comenzaron las operaciones.
“Me han operado cinco veces, porque cada vez que operaban encontraban más tejido necrosado. Aquí claramente hubo negligencia y el equipo médico (de Terrazas) me echaba la culpa a mi por ser blanca y tener mala cicatrización y eso es mentira. Me decían que mi metabolismo era súper malo, pero claro, cualquier metabolismo es malo si tienes anemia. Casi me morí”, puntualizó Paulina.
Desde la Clínica Indisa, donde se encuentra internada comentó que “tengo hoyos en mis piernas, que se han ido rellenando porque ahora entiendo que el cuerpo es fantástico y puedes ver cómo se va regenerando. Pero se ve horrible, parezco la novia de Frankenstein”.
Pero otro problema se le genera a Paulina a raíz de lo sucedido, ya que actualmente tiene una deuda de $50 millones.
“Ese hombre es peligroso, él no puede tener a cargo una vida humana en sus manos. Es peligroso, es negligente, no puede seguir operando”, sentenció.