El contexto de la muerte de la joven Andrea Neri de 19 años es bastante terrible. La muchacha visitaba en la cárcel Villa las Rosas en la ciudad argentina de Salta a su pareja, Gabriel “Chirete” Herrera, de 29 años, a quien había supuestamente conocido en el mismo penal mientras visitaba a un primo.
El objetivo de la visita en esta ocasión era bastante especial, Andrea había solicitado encontrarse con el hombre para presentarle al hijo ambos, que acababa de cumplir 2 meses de edad.
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Sin embargo lo que ocurriría poco después del ingreso de la muchacha es terrible.
Cuando estaban solos en la celda, en medio de la visita conyugal, el ‘Chirite’ habría tomado una talladora de madera, herramienta que usan los detenidos en los talleres y la asesinó a sangre fría, consignó La Gaceta de Tucumán.
A los minutos salió de la celda cargando al niño y confesó el crimen a los gendarmes.
“Apenas tomamos conocimiento del hecho y por disposición del gobernador Juan Manuel Urtubey, intervenimos el penal y suspendimos a los dos funcionarios penitenciarios a cargo de esa unidad”, afirmó la ministra de Derechos Humanos y Justicia de Salta, Pamela Calletti, quien además aseguró ayuda psicológica para el bebé y la pareja de la víctima, según informó La Nación.
Las investigaciones apuntan a establecer que protocolos fallaron, ya que no sólo los guardias que estaba afuera de la celda no se dieron cuenta de nada, sino que las autoridades superiores dejaron pasar por alto un horroroso detalle.
Esta no es la primera vez que el recluso cometía un acto de este tipo. Herrera cumplía una cadena perpetua por matar en 2006 a Verónica Castro, su exmujer al interior de una celda y en medio de una visita conyugal.
Entonces le confesó el asesinato a su exsuegra, quien esperaba por Castro afuera de la cárcel de Metán, también en salta, donde estaba privado de libertad por distintos robos y hurtos desde el 2003, consignó BioBioChile.