Conmoción causó en la ciudad de White Pine (Tennessee, EEUU) la muerte de una pequeña niña de 8 años llamada McKayla Dyer. Pero quizás lo más trágico de este hecho, es que su vecino y amigo de 11 años resultó ser el culpable de su muerte.
Los impactantes hechos ocurrieron el 4 de octubre del año pasado, cuando McKayla, su hermana y algunos amigos jugaban en el patio junto a su vecino, Benjamin Tiller (11), quien les hablaba desde la ventana de su casa trailer, como recoge el medio Good Housekeeping.
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Su ira se desató cuando le pidió a las niñas que le mostraran sus cachorros, cosa a la que ellas se negaron. Ahí, el niño tomó dos armas de su padre y regresó a enfrentar a las menores de edad.
McKayla se rió y no creyó que las armas fueran reales, como recogen los registros judiciales. Ahí, Benjamin “le aseguró que el arma estaba cargada, golpeó el martillo y disparó en la víctima en la cabeza”, se lee en la declaración. La niña murió a raíz de sus heridas en los brazos de su madre, afuera de su casa.
Aunque el niño aseguró que no quería matarla, posteriormente se demostró en la corta que el niño sabía operar el arma, le habían enseñado sobre seguridad e incluso, había salido a cazar con su padre y abuelo.
El Departamento de Servicios Infantiles de Tennessee le quitó la custodia de sus cinco hijos a los padres de Bejamin y tras declararlo culpable del hecho, quieren trabajar para rehabilitarlo. “El señor Tiller necesita ayuda desesperadamente. Un niño que comete asesinato en primer grado puede perderse en la sociedad”, declaró el juez.