Victoire Maçon Dauxerre fue una de las 20 top model más demandadas del mundo, sin embargo, su vida de glamour tuvo más de sufrimiento que de goce.

Con sólo 23 años Victoire puede hablar con propiedad de lo que es desfilar para grandes marcas. Lamentablemente, el costo de adaptarse a los perfiles demandados por las agencias de modelo la llevó a sufrir anorexia entre otras complicaciones de salud.

Desde los 18 años que Maçon tuvo que someterse a estrictas dietas que sólo le permitían comer tres manzanas al día, y una vez a la semana consumir pescado o pollo, informó el portal de noticias ABC.

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Me mataba de hambre para perder 10 kg en un mes. Solo tomaba 3 manzanas al día. Y agua con gas, que llena el estómago. Una vez a la semana me estaba permitido comer pollo o pescado”, reveló la joven francesa.

Nadie me dijo que debía perder peso, pero me dijeron: ‘en septiembre harás las Fashion Weeks, la talla es 32-34 y debes caber‘. Es en ese momento cuando tendría que haberme ido”, reflexionó.

La exmodelo de 1,78 metros de altura comentó que a pesar de su evidente mal estado y regulares desmayos (llegó a pesar 47 kg.) la consideraban apta para salir a las pasarelas. “Un médico habría visto que tenía el pulso extremadamente débil, que perdía pelo, que tenía osteoporosis, que no tenía la menstruación. Cuando se tiene el rostro pálido, casi verde, se ve rápidamente que hay un problema”, señaló Victoire.

Esta cruda realidad que no se muestra de los desfiles la motivó a escribir un libro que critica los cánones absurdos que impone la industria de la moda. Su experiencia es un testimonio de lo que muchas modelos callan para no perder su posición. “Hay una verdadera ley del silencio en este mundo”, sentenció la autora de Jamais assez maigre, journal d’un top model.