El turista inglés John Westbrook (48) pasaba sus vacaciones en la ciudad italiana Caorle, cuando fue alcanzado por la ola de calor que ha significado la muerte de 100 abuelitos. Pero no sólo deshidratación y muerte han provocado las temperaturas de 37 grados: también produjo que un auto comenzara a “derretirse”.
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Tal parece que alguien había dejado bajo el sol durante tres días al Renault Megane, sin imaginar que acabaría con todos sus elementos plásticos goteando en el pavimento, tal como consigna el medio inglés The Telegraph. Las luces, espejos laterales y la goma los vidrios fueron algunos de los objetos que terminaron hechos agua.
El taxista fue testigo del fenómeno y rápidamente lo capturó en fotos: “Condujimos por ahí y no podíamos creer lo que veíamos. Partes del auto estaban literalmente goteando al suelo. Incluso partes del parachoques se estaban derritiendo y los espejos laterales comenzaban a ceder. Creo que la moraleja de esta historia es: no confíes en los autos franceses”, concluyó.
El inglés agrega que las temperaturas son tan altas que “apenas caminas fuera del hotel es como caminar dentro de un horno”.