La antigua creencia de que un niño con sobrepeso era saludable, hoy se ha transformado en un escenario preocupante dadas las altas cifras de obesidad infantil en nuestro país. Una realidad que es posible cambiar con educación alimentaria y hábitos familiares saludables.

Chile vive una realidad alarmante en cuando a obesidad infantil: 1 de cada 3 niños tiene sobrepeso u obesidad antes de los 6 años, y en los escolares las cifras muestran que el 25% de los niños en primero básico presenta obesidad. Los números se elevan a 44% en menores de octavo básico.

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Esta preocupante y triste radiografía de la alimentación infantil se ha transformado en un tema de salud pública por las consecuencias que tiene en los menores. “Los niños con sobrepeso u obesidad tienen mayor probabilidad de seguir siéndolo en la etapa adulta, además de presentar enfermedades crónicas como la diabetes o enfermedades cardiovasculares, las que actualmente están apareciendo en la infancia o adolescencia. La obesidad en los niños trae incluso problemas psicológicos, ya que pueden sufrir bullying por su apariencia física”, explica Claudia Villablanca, Secretaria Nacional del Colegio de Nutricionistas Universitarios de Chile.

La alimentación es parte de la educación familiar y para tener niños sanos, es fundamental tener hábitos saludables para prevenir la malnutrición por exceso. Para lograrlo, sigue estos consejos del Colegio:

1.- Mantener horarios de alimentación adecuados con 4 comidas principales (desayuno, almuerzo, once y cena).

2.-Consumir frutas y verduras a diario (2 porciones de ensalada y 3 frutas).

3.- Preferir lácteos con bajo contenido de grasas.

4.- Evitar el consumo de dulces golosinas, snack, bebidas y otros. Dejar estos productos para celebraciones especiales.

5.- Realizar actividad física a diario, llevar a los niños al parque, inscribirlos en talleres deportivos en sus colegios, etc.

“Debemos internalizar que nuestros hijos se deben desarrollar y crecer de manera saludable, de esta forma evitamos complicaciones por obesidad que hoy aparecen en edades cada vez más tempranas, como niños menores de 10 años con niveles de colesterol, presión arterial e incluso con niveles de glicemias aumentados”, indica la especialista.

Y la genética tampoco es un factor decisivo a la hora de desarrollar sobrepeso u obesidad, ya que si bien existen algunos genes susceptibles de generar estas enfermedades, no quiere decir que sí o sí se desarrolle la patología: “Es necesario que se conjuguen otros factores ambientales, como la alimentación y la actividad física. Por lo que podríamos tener el gen y nunca desarrollar obesidad, debido a que no contamos con el otro factor que la gatillaría. Es por esto que se vuelve fundamental una adecuada ingesta y actividad física para evitar la obesidad en nuestros niños”, concluye la nutricionista.