La revista masculina Vangardist se aburrió de que nadie hablara del VIH: Según la Organización Mundial de la Salud, las personas contagiadas por este virus aumentaron en un 80% en los últimos 10 años, demostrando que los esfuerzos por combatirlo son insuficientes. Por eso, decidieron llamar la atención hacia el tema con una peculiar técnica…
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Su nueva edición incluyó 3 mil copias que fueron lanzadas dentro de una bolsa plástica y a través de la que se leía: “Esta revista se imprimió con la sangre de personas que tienen VIH+”, agregando la fuerte frase “rompe el sello, rompe el estigma”, como rescata el portal CNet.
Tres personas afectadas por el virus donaron su sangre para que fuera mezclada con la tinta de la imprenta: Un joven gay de 26 años, un hombre heterosexual anónimo y una mujer de 45 años. Esta última fue infectada por su ex esposo, quien nunca le advirtió que tenía VIH.
Sólo una pequeña imprenta accedió a tomar el desafío, ya que las principales se negaron. Además, usaron un empaque plástico porque pensaron que la gente podría tener miedo de tocarla. El redactor jefe tras la revista, Julian Wiehl, explicó: “Tener la revista en tus manos es como sostener a alguien que es VIH positivo. Nada puede suceder, nada puede dañarte”.
Y agregó: “Quisimos que la revista sea en sí misma una declaración contra los miedos irracionales que tiene el HIV y las personas portadores de VIH”. Esta publicación también estará disponible en Internet y tiene otra versión hecha con tinta regular.
Cabe destacar que el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) ataca las células T, presentes en los glóbulos blancos, las cuales son necesarias para nuestras defensas. Si muchas de estas son destruidas, el sistema inmunológico se debilita hasta que se llega a un punto sin retorno: El síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).
Pero hoy, existen medicamentos llamados retrovirales, los cuales impiden que el virus se propague por todo el sistema. Es decir, no es lo mismo ser VIH positivo que tener SIDA. Se trata de una enfermedad que puede afectar a cualquiera, sin importar su sexualidad ni condición social. Para contagiarse, hay que estar en contacto con fluidos sexuales, jeringas o sangre directa -a través de una herida abierta-, pero no por el contacto superficial, por lo que sería imposible correr peligro con esta osada revista.