No es el primer episodio de este tipo que enfrenta Katherine Orellana, y su pareja, Jorge Cáceres, lo que deja a ambos en un terreno mucho más complejo.

En septiembre de 2017, la cantante fue detenida por golpear a su entonces pololo, con pies y puños. Tan dramático fue que la justicia le impuso una orden de alejamiento y que abandone el hogar que ambos compartían.

Desde entonces inició un tratamiento multidisciplinario para controlar su adicción al alcohol y así evitar episodios de violencia, ofrecido por Canal 13 luego de una entrevista en Bienvenidos. No obstante, en diciembre confesó en Primer Plano haber abandonado el encierro para optar por un tratamiento ambulatorio.

Seis meses después, exactamente este lunes 4 de junio, Kathy Orellana es nuevamente detenida junto a su actual marido (se casaron en enero de este año), luego que ella contactara a Carabineros para acusarlo por violencia intrafamiliar.

Ambos constataron lesiones y fueron detenidos, esperando el control de detención fijado para este martes en el Juzgado de Garantía y Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Rancagua.

Respecto a lo que podría ocurrir cuando una pareja se denuncia mutuamente, la docente de derecho de familia de la Universidad Católica, Carolina Salinas, señaló en conversación con LUN que “en la dinámica de parejas violentas no es uno solo el que agrede siempre. A veces uno ejerce violencia psicológica y el otro física. Y es lo más lamentable porque el victimario también es víctima. Para los jueces es más difícil tratar estos casos, aunque cada una de las denuncias se tiene que investigar en su mérito. Probablemente los manden a los dos a terapia“.

Asimismo, aclaró que en este caso no opera la ‘defensa propia’ puesto que “hay deberes entre marido y mujer que no se pueden incumplir por más que el otro los incumpla. Se supone que los cónyuges están obligados a ayudarse y respetarse mutuamente, no a transgredir la esfera de integridad del otro, por eso la violencia no se permite ni de ida ni de vuelta”.

Sobre cómo operaría una orden de alejamiento al tratarse de un matrimonio, Salinas comentó que existen medidas cautelares que se pueden aplicar por lo que dure el proceso. “Puedo pedir que el agresor salga del hogar durante un año, por ejemplo. Ahora, lo más probable es que ellos sigan manteniendo una relación afectiva a futuro, porque eso es lo que ocurre“, sentenció.

Por último, Claudia Correa, abogada experta en familia, agregó que si se comprueba que la violencia es habitual en el núcleo familiar, la investigación pasa de materia de familia a penal. “En familia las sanciones por violencia ocasional consisten en una multa y terapia. En cambio en materia penal, el maltrato habitual tiene penas que van desde los 61 días a los 3 años de presidio“, cerró.