El pasado 24 de febrero la comediante colombiana Alejandra Azcárate vivió uno de los momentos más importantes de su carrera: su presentación en el Festival de Viña del Mar.

La humorista encantó al público de la Quinta Vergara y se llevó las dos Gaviotas. Sin embargo, en una reciente entrevista con el medio nacional Las Últimas Noticias, la colombiana desclasificó lamentables detalles sobre la angustia que vivió previamente al show, y también las consecuencias de ello.

“Ha sido una sensación extraña. Por un lado una felicidad profunda ante el enorme logro, por otro una extrema sensibilidad. De hecho, he llorado mucho”, comentó la comediante sobre el término del popular festival, agregando que tras el show la afectó un cuadro de estrés.

“Llevo dos días en cama sin fuerza alguna. Se me bajaron las defensas seguramente después de tantos días de angustia, presión y estrés”
, explicó.

En su cuenta de Instagram la humorista reveló que había entrado al escenario “ahogada de la angustia”, que el recorrido fue un infierno y que saludó temblando, transmitiendo que había sufrido antes de iniciar su rutina.

“En el camerino recé de rodillas, encendí una vela blanca y me encomendé a mis muertos porque sabía que si la función salía mal, pronto estaría a su lado. El fracaso en la Quinta Vergara habría sido el final más indigno de mi carrera y la instantánea sepultura a tantos años de esfuerzo”, comenzó el relato.

“Salí dudando de cada letra del guión que escribí y desconfié hasta de mi memoria. El recorrido hacia el escenario fue infernal, los pasos eran largos pero sentía que no avanzaba, la gente alrededor me miraba como si fuera un cadáver en perspectiva ya que en silencio sabían que el público estaba esperándome para devorarme sin la menor piedad”, es parte del mensaje que escribió en su publicación, la cual suma más de 88 mil ‘Me Gusta’.

Finalmente, la colombiana afirmó que el proceso fue hermoso pero también de terrible sufrimiento. “Salí en un estado de absoluto pánico. Es brutal enfrentarse al público más exigente y robusto de Latinoamérica. Jamás oculté mi temor, expuse siempre toda mi fragilidad y ese es un bello acto de coraje”, señaló.

A continuación te dejamos la emotiva publicación de Instagram.

En el camerino recé de rodillas, encendí una vela blanca y me encomendé a mis muertos porque sabía que si la función salía mal, pronto estaría a su lado. El fracaso en la Quinta Vergara habría sido el final más indigno de mi carrera y la instantánea sepultura a tantos años de esfuerzo. Salí dudando de cada letra del guión que escribí y desconfié hasta de mi memoria. El recorrido hacia el escenario fue infernal, los pasos eran largos pero sentía que no avanzaba, la gente alrededor me miraba como si fuera un cadáver en perspectiva ya que en silencio sabían que el público estaba esperándome para devorarme sin la menor piedad. Hace veinte años no se presentaba una artista extranjera sobre ese escenario en la categoría de monólogo teatral porque la última experiencia había resultado nefasta en cabeza de una gran actriz española quien fue abucheada a los ocho minutos sin compasión alguna. Al son del rock que uso al inicio para abrir el espectáculo, salí ahogada de la angustia, saludé temblando y tuve un comienzo muy tibio sin el menor control histriónico. Sobre el minuto siete pensé mentalmente: “Dios, entrégamelos”. Sabía que si el silencio y la parsimonia de los espectadores continuaba un poco más, la catástrofe sería inevitable. Lancé una premisa contundente, oí las primeras risas y a partir de ahí supe que mis enemigos se convertirían en mis cómplices durante los cuarenta y cinco minutos restantes. Sentí que volaba sobre el escenario, actué con aplomo, la conexión mutua fue total y el resultado inesperadamente apoteósico. Haber visto semejante ovación, treinta mil personas de pie aplaudiendo en Viña del Mar y moviendo los brazos pidiendo que me dieran las gaviotas, es una imagen que jamás olvidaré y que le agradeceré por siempre a Chile. Sin embargo hoy mi real premio es saber que fui capaz, que traspasé mis propios límites, que puse a prueba mi valor, que desafié mi mente, que expuse toda mi fragilidad con coraje y que vencí entre lágrimas al peor monstruo, el miedo. A mis seguidores, gracias por disfrutar mi profunda felicidad. A mis detractores, “bon appétit”. Foto: @alejomateus1

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