Después de años luchando contra la depresión y sus adicciones, el actor hollywoodense Robin Williams se suicidó por asfixia, como concluyeron las autoridades estadounidenses, casi tres meses después de la muerte de este artista.

Este popular intérprete de 63 años fue hallado con un cinturón alrededor del cuello y cortes en su muñeca izquierda en su casa de San Francisco. El hecho, ocurrido el pasado mes de agosto, fue investigado desde entonces, hasta que este fin de semana, el sheriff del condado Robert T. Doyle, precisó en un comunicado que la causa de la muerte fue “asfixia por ahorcamiento” y que la forma fue “un suicidio”.

Las pruebas toxicológicas también revelaron que el actor no había ingerido ni alcohol ni drogas en el momento de fallecer, pero “fueron detectados medicamentos prescritos en dosis terapéuticas”, como detalló agencia AFP.

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Williams, que ganó su único Óscar por su actuación en la cinta “Good Will Hunting”, escrita por Ben Affleck y Matt Damon, buscó ayuda en sus últimos meses de vida para superar una profunda depresión que se unió a su lucha contra la adicción a las drogas y el alcohol.

Su esposa Susan Schneider reveló tres días después de la muerte que su marido sufría el mal de Parkinson, una enfermedad “de la que todavía no estaba preparado para hablar públicamente”.

“Fue valiente mientras luchaba contra la depresión, la ansiedad y los primeros estadios de la enfermedad de Parkinson”, afirmó su viuda.

Williams estremeció a muchos con sus actuaciones estelares en “La sociedad de los poetas muertos” (1989), “Mrs. Doubtfire” (1993) y “Retratos de una obsesión” (2002).