El 23 de mayo de cada año se conmemora el Día Mundial contra el Melanoma, el tipo de cáncer a la piel más agresivo.
En ese sentido, el director del Instituto Valenciano de Dermatología y Estética (IVADE) y uno de los mayores expertos en Dermatología Oncológica de España, Carlos Guillén, destacó que el cáncer cutáneo es uno de los más frecuentes en el mundo y su incidencia se está incrementando más rápidamente que cualquier otro cáncer.
No obstante, también es el más prevenible de todos, ya que una “simple inspección visual, sencilla e indolora, realizada por un profesional, es capaz de facilitar un diagnóstico precoz y mejorar el pronóstico”.
El experto dermatológico oncólogo también hizo hincapié en la necesidad de “la autoexploración en casa de la superficie cutánea para dar la voz de alarma lo antes posible, dado que está comprobado que el 90% de los cánceres de piel tienen cura si se ven a tiempo”.
Hay que consultar inmediatamente si se observa una lesión o cicatriz, o bien si un lunar aumenta de tamaño.
El experto asegura que el cáncer de piel se debe fundamentalmente a la exposición solar: “Debemos evitar las horas en las que el sol es más intenso y, además de protegernos por fuera, es muy importante el efecto protector de una correcta alimentación”.
Cambios a los que hay que estar atentos
El melanoma es el tipo más serio de cáncer a la piel que se desarrolla en las células llamadas melanocitos, que son las encargadas de producir el pigmento (melanina) que da color a la piel. Con frecuencia el primer signo de un melanoma es un cambio de tamaño, forma, color o textura de un lunar.
Si un lunar es de un color y permanece estable durante meses o años, lo más probable es que no haya ningún problema. Sin embargo, si se observa algún cambio en el color de un lunar hay que consultar con un dermatólogo. En ocasiones los cambios en el color pueden ser una pista para detectar un melanoma.
Las cinco señales de cambio en los lunares que se deben buscar son conocidas como la regla ABCDE:
– Asimetría, un lunar que, cuando se divide a la mitad, tiene una forma irregular.
– Bordes: un lunar con bordes que están poco definidos o son irregulares.
– Color: cuando un lunar no presenta un color homogéneo.
– Diámetro: un lunar con un diámetro superior a seis milímetros.
– Evolución: cambios en la forma, color, relieve o síntomas (como picor, dolor o sangrado) del lunar.
Según la biblioteca de medicina de Estados Unidos, MedlinePluss, existen cuatro tipos principales de melanoma:
El melanoma de extensión superficial: Es el tipo más común. “Generalmente, es plano e irregular en forma y color, con sombras variables de negro y café. Es más común en personas de piel clara”, explican.
El melanoma nodular: señalan que empieza como “un área elevada de color azul-negruzco oscuro o rojo-azulado. Algunos no tienen ningún color (melanoma amelanótico)”.
El melanoma lentigo maligno: aparece en las personas de edad avanzada. “Es más común en la piel dañada por el sol en la cara, el cuello y los brazos. Las áreas de piel anormal generalmente son grandes, planas y de color marrón con áreas de color café”, aseguran los expertos.
Finalmente, el melanoma lentiginoso acral: es la forma menos común de melanoma, “generalmente ocurre en las palmas de las manos, las plantas de los pies o por debajo de las uñas”.