Fue hace aproximadamente una semana que Juanita Ringeling y Matías Assler comunicaron que su hijo Aurelio, de seis meses, se había contagiado de COVID-19.

Si bien no tuvo complicaciones graves, sí en sus últimos días con coronavirus le dio “muy fuerte”, señaló en aquel entonces el actor.

Para ahondar más en el tema, en Página7 conversamos con Beatriz Arteaga, directora de la Escuela Técnico Nivel Superior Enfermería de la Universidad de Las Américas, quien también fue asesorada por Natalia Castillo, especialista en pediatría.

En relación a cómo afecta a los bebés, sostuvo que “en general el COVID se ha presentado en la población infantil de manera más leve tanto en prevalencia como en su gravedad, sin embargo, en Chile y el mundo también se han presentado hospitalizaciones y mortalidad por la enfermedad”.

Los niños, niñas o adolescentes, no han estado exentos de las consecuencias de la pandemia y son quienes necesitan mayor protección dado que “precisamente los menores de 3 años aún no los podemos vacunar”, precisó.

Al igual que en los adultos, la gravedad en niños también se ha asociado a inmunocomprometidos y con comorbilidades. En el caso de los menores de 1 año, se ha visto que la presentación puede ser de mayor gravedad.

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En este sentido, informó que “en los niños el COVID se puede presentar desde una enfermedad con síntomas parecidos a un cuadro respiratorio común como: cefalea, fiebre y tos, pasando por una neumonía, y hasta la enfermedad más grave, que es el PIMS”.

Los síntomas más comunes de la enfermedad aguda en niños son:

– Fiebre
– Tos que comienza a tener flemas
– Pérdida reciente del sentido del gusto o del olfato
– Cambios en la piel, como zonas descoloridas en los pies y las manos
– Dolor de garganta
– Escalofríos
– Dolores musculares
– Síntomas gastrointestinales, como náuseas, vómitos, dolor de estómago o diarrea
– Fatiga extrema
– Dolor de cabeza intenso
– Congestión nasal

¿Qué es el PIMS?

La gran variabilidad de los síntomas que se han presentado en niños y niñas nos sitúa en un escenario de expectación y cautela, ya que además de los mencionados, pueden haber manifestaciones cutáneas, como exantema, alteración de la mucosa oral, alteraciones dermatológicas.

La experta sostiene que el PIMS (por sus siglas en inglés de Pediatric Inflamatory  Multisistemic Syndrome)  “es una enfermedad inflamatoria multisistémica, que afecta a niños habitualmente mayores de 5 años, que han estado expuestos al COVID entre 2 y 6 semanas antes de manifestarse”.

Agrega que está descrita como “una afección grave en la que se inflaman algunos órganos del cuerpo, como el corazón, los pulmones, los vasos sanguíneos, los riñones, el sistema digestivo, el cerebro, la piel o los ojos. Sus síntomas son variados, puede presentarse cefalea o confusión, conjuntivitis, exantema, alteraciones cardiacas, vómitos, edema en manos y pies, etc”.

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Señala que lo fundamental es que, ante cualquiera de estos síntomas, habiendo o no estado enfermo o en contacto con una persona con COVID, se debe acudir inmediatamente al pediatra o a un servicio médico de urgencia infantil.

Periodo de incubación

Al igual que en los adultos, la especialista indica “entre 1 a 14 días, en promedio 5 días, para la enfermedad aguda y dependiendo de la cepa también hay una variación, dado que Ómicron, que es la cepa que predomina actualmente, ha demostrado un periodo de incubación más breve de 3 a 5 días”.

Precisó además que el PIMS “se presenta aproximadamente entre 2 a 6 semanas posterior al cuadro agudo”.

En caso de que un bebé se contagie, “lo más importante es evitar las complicaciones, por lo tanto, debemos actuar de forma anticipada y debemos estar atento al estado de ánimo del niño, a su actividad, a que no deje de alimentarse e hidratarse, a que las secreciones nasales no tapen las vías aéreas, al aumento de temperatura corporal -fiebre mantenida-, es decir, a las complicaciones propias de una enfermedad respiratoria”.

Asimismo, explica que un niño que comienza a descompensarse generalmente “presenta fiebre persistente, dificultad respiratoria, respiración rápida y agitada, se le hunde entre las costillas, se queja al respirar, el color de su piel (labios) se torna azulada, entonces ahí tenemos que acudir a un servicio de urgencia infantil de forma inmediata”.

Además, debemos estar atentos a otros síntomas tales como: edema o inflamación de las extremidades piernas y brazos, lesiones orales, exantemas cutáneos, etc. Se debe consultar también ya que puede ser un caso de PIMS y debe ser tratado o descartado sobre todo si ya han pasado unas semanas de la enfermedad aguda.

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En cuanto a su tratamiento, el médico pediatra es el que debe evaluar caso a caso y dependiendo de la sintomatología y gravedad del niño, “los tratamientos se basan en la observación, vigilancia y tratamiento sintomático, hasta la hospitalización y el uso de inmunoglobulinas, corticoides y manejo en ventilador mecánico al igual que en adultos”.

En relación a las secuelas que pueden tener los bebés, indicó que como todas las personas que contraen COVID, “los niños y niñas también pueden quedar con secuelas, tanto pulmonares como de otros órganos, todo depende de la gravedad de la enfermedad que adquiera y el tiempo de recuperación”.

Los síntomas más comunes que presentan los niños post Covid19, incluyen:
– Cansancio o fatiga
– Dolor de cabeza
– Trastornos del sueño
– Dificultad para concentrarse
– Dolor en los músculos y en las articulaciones
– Tos

Recomendaciones, entregadas por la experta, para cuidar a los bebés del coronavirus:

– Todo el grupo familiar debe vacunarse para realizar protección para los menores que aún no pueden vacunarse por la edad.

– Mantener medidas de higiene en el hogar; como el aseo de superficies, la ventilación, el lavado de manos frecuente, etc.

– No exponer a los niños a aglomeraciones de personas, evitar salidas.

– En caso tener que salir porque se trata de un control de salud o algo ineludible, no exponerlos al transporte público idealmente o favorecer los recintos bien ventilados.

– Siempre favorecer la distancia física cuando debemos sacarlos de casa.
– Evitar recibir visitas en casa, y si debemos hacerlo, recibirlas en recintos abiertos o bien ventilados y con uso de mascarilla sobre todos si son personas que no pertenecen al núcleo familiar.

– En caso de tener que llevarlos a colegios o salas cunas, revisar protocolos internos y favorecer por ejemplo que utilicen sus propios juguetes, los que deben ser lavados frecuentemente.

– Evitar las salidas a lugares como plazas, por el uso de los juegos por diferentes niños, la imposibilidad de que los más pequeños utilicen mascarilla y la imposibilidad también de mantener la distancia física entre los niños.

– No exponerlos a personas que se conoce están contagiados o han sido contactos de contagiados. Limitar las visitas, sobre todo de personas no vacunadas.

– En el caso de recién nacidos, evitar al máximo la afluencia de visitas, favorecer el contacto por Zoom o medios digitales evitando la exposición por el periodo más prolongado posible.

– En caso de una madre contagiada que está lactando, se recomienda utilizar mascarilla en el momento de la alimentación y mantener medidas de higiene como lavado de manos antes de alimentar al bebé y limpieza de superficies donde este deba estar.

– Se recomienda mantener la lactancia materna, si es que la madre así lo decide, ya que el beneficio de la lactancia supera el riesgo de contraer la enfermedad en este caso. Además, hasta el momento, no hay evidencia de contagio atribuible a la leche materna. Los beneficios inmunológicos, nutricionales y en su desarrollo psicomotor, son para toda la vida, y pueden repercutir en su salud.

– En caso de alimentar con fórmula, antes de preparar realizar lavado de manos y mantener superficies y utensilios limpios y desinfectados.