Alta mortalidad y posibilidades de enfrentar una severa discapacidad física y mental. Así de peligroso es el accidente cerebrovascular (ACV), una enfermedad posicionada como la tercera causa de muerte en Chile, según el Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS), y catalogada como una emergencia médica que daña el cerebro y afecta el funcionamiento de todo el cuerpo.

Sin embargo, pese al fuerte impacto que genera, según Sonepsyn, durante 2020, las consultas de urgencia no COVID disminuyeron por miedo al contagio.

Por esto, con motivo del Día Mundial del ACV y frente al aumento de casos COVID-19, el llamado de los especialistas es a trasladarse rápidamente al hospital o clínica más cercano para tratar la enfermedad, en caso de tener síntomas.

“Un ACV es una emergencia médica, por lo que es necesario que, frente a los primeros síntomas, se acuda rápidamente a urgencias para administrar los fármacos correspondientes. Si se deja pasar el tiempo, el daño es irreparable”, afirma el Dr. Jorge Villacura, neurólogo de Clínica Dávila.

Según el especialista de Clínica Dávila, los infartos cerebrales se presentan actualmente en personas más jóvenes, debido a que este grupo de la población ha adquirido una mayor cantidad de factores de riesgo en los últimos años.

“La gente joven en Chile es cada vez más obesa, tiene más hipertensión y hay más incidencia de diabetes. Si a eso agregamos el colesterol alto, tabaquismo y consumo de drogas, nos damos cuenta de que los infartos cerebrales que antes veíamos de forma frecuente después de los 55 años, ahora los vemos en gente más joven, a los 45 o 50 años”, explica.

¿A qué síntomas debemos estar atentos?

Contrario a lo que ocurre en un infarto al corazón, los accidentes vasculares usualmente no duelen. Esto determina que los pacientes no concurran de manera oportuna a la urgencia.

“En el infarto cerebral, comúnmente no hay dolor, entonces lo que debemos hacer los especialistas es educar a la población para reconocer los síntomas de un infarto cerebral”, agrega el Dr. Villacura.

Por ello, es fundamental detectar esta afección apenas comienza. El Dr. Sergio Juica, neurólogo de Clínica Biobío, enumera los siguientes síntomas de alerta:

-Debilidad o asimetría facial: Cuando no se puede sonreír de forma simétrica o se siente un lado de la cara caído.

-Confusión o incapacidad para hablar bien: No se logra entender lo que se escucha o se habla con lenguaje traposo, inadecuado o mal articulado.

-Pérdida de fuerza en un brazo o imposibilidad para mantener ambos brazos extendidos.

-Problemas para ver con uno o ambos ojos.

-Dificultad para caminar, mareos, pérdida de equilibrio o coordinación.

-Dolor de cabeza severo y sin causa conocida.

Reconocer estos signos de alerta y buscar atención médica urgente pueden salvar la vida de una persona y aumentar las probabilidades de una recuperación exitosa.

Según información del Minsal, en promedio, 2 millones de neuronas mueren cada minuto durante un ACV. Por lo tanto, mientras antes se consulte, más efectivo será el tratamiento.

¿Cómo podemos prevenirlo?

El neurólogo de Clínica Dávila entrega las siguientes recomendaciones:

-Mantener un estilo de vida saludable, tener una alimentación balanceada y evitar el exceso de alcohol.

-Controlar la presión arterial y realizar un tratamiento cuando corresponda, al igual que otras patologías cardíacas como arritmias, enfermedad de las válvulas o de las arterias coronarias. 

-Mantener índices óptimos de colesterol y glicemia, en particular si hay antecedentes familiares de alteraciones.

-Disminuir el consumo de tabaco y alcohol.

-Practicar actividad física regularmente, lo que significa, una hora, tres veces por semana o 30 minutos todos los días, para combatir el sedentarismo y obesidad.