Seguramente más de alguna vez has escuchado a alguien decir que se le va a reventar la hiel al ver a otra persona comiendo algo que no comparte, sobre todo en los niños.

Es un dicho que existe en varios países de Latinoamérica, sin embargo, a la hora de buscar información científica respecto a esta aseveración, nos encontramos con algunos puntos que vale la pena aclarar.

Y es que la hiel como tal, que en los humanos vendría siendo la bilis, es un líquido producido por el hígado, de color amarillo verdoso y de sabor amargo, por lo que no es una “bolsa” que se pueda reventar.

La bilis es producto de transformaciones químicas del hígado, y participa en el proceso de descomposición de las grasas. Es así como pasa del hígado al estómago y otra parte pasa a la vesícula biliar, la que sí es una bolsa que se encuentra debajo del hígado, donde se almacena y concentra.

De acuerdo a la Clínica Mayo, los cálculos biliares son depósitos endurecidos de fluido digestivo que se pueden formar en la vesícula biliar, y su tamaño varía como si fueran granos de arena hasta más grandes como una pelota de golf.

Si bien los cálculos pueden no causar síntomas, cuando uno de esto se traslada hacia el duodeno por el cístico (conducto que va de la vesícula al conducto hepático), produce una inflamación llamada colecistitis, la que incluye síntomas como dolor, náuseas y fiebre.

Asimismo, cuando el cálculo se atora en el conducto produce un dolor repentino e intenso en la parte derecha superior del abdomen y en la parte central del mismo, también se presenta con dolor de espalda entre las escápulas y en el hombro derecho, además náuseas y vómitos.

¿Y la vesícula biliar se puede reventar?

Sí, pero de ninguna manera se produce por no satisfacer algún antojo, sino que tiene un origen mucho más delicado. De acuerdo a la enciclopedia médica Health Reference Library, la ruptura de la vesícula biliar es una afección en la cual la vesícula comienza a filtrarse o se revienta.

Al ser el hígado el que genera el suministro de bilis del cuerpo, para que descomponga las grasas durante la digestión de los alimentos, no toda es necesaria, por lo que el exceso se almacena dentro de la vesícula biliar.

Los cálculos biliares son la causa más común, pues quedan atrapados dentro de la vesícula. Se manifiesta con un repentino dolor agudo, el que luego baja su intensidad y vuelve a hacerse presente cuando la ruptura crece, se inflama o se infecta.

Si no se trata, una ruptura de la vesícula biliar puede producir una infección en el torrente sanguíneo que puede ser fatal.

Otras causas menos comunes son las ascariasis (lombrices parasitarias), una infección bacteriana, lodo biliar (mezcla de bilis y partículas que puede taponar la vesícula biliar), lesión o contusión a la vesícula biliar producto de accidentes, caídas o golpes.