Cocer un huevo resulta ser un proceso aparentemente sencillo. Se trata de dejarlo durante un tiempo determinado en agua hirviendo, sacarlo, pelarlo y listo.

Pero más allá de esta tarea básica, hay ciertos detalles que no se deben pasar por alto si lo que se quiere es tener un huevo perfecto de acuerdo a tus gustos.

Seguramente te habrás encontrado con algunos problemas como una yema verdosa, no centrada, dificultad al pelarlo o que la cáscara se rompe al introducirlo al agua.

Y es que cada proceso, por más fácil que pueda parecer, tiene una serie de pautas a seguir para que se logre de la mejor manera posible.

Daniela Gómez, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de Universidad de Las Américas, explicó a Página 7 las características que debe reunir un huevo correctamente cocido.

“La cáscara no debe estar rota ni quedar pegada al huevo, lo ideal es que salga con facilidad cuando la quitemos”, dijo.

“La clara debe ser blanca, compacta y la yema debe quedar perfectamente centrada, bien cocida pero jugosa, es decir, no seca”, agregó.

Pixabay (cc)
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¿Qué le ocurre al huevo con la cocción? “Pierde la estructura de las proteínas de la clara y la yema. A causa del calor, se transforman de un estado líquido a sólido”, detalló la profesional.

“Las albúminas se coagulan, lo que hace más fácil de digerir, por lo que la cocción siempre será beneficiosa, aprovechando al máximo los nutrientes de este alimento”, complementó.

Antes de cocer

Lo primero es usar huevos frescos. Eso se comprueba fácilmente, pues los que no lo son flotan cuando se introducen en la olla o donde se vayan a cocer.

Desde el portal La Vanguardia recomiendan sacarlos del refrigerador un tiempo antes de cocerlos (media hora), para que estén a temperatura ambiente, ya que se pueden agrietar al sumergirlos en agua hirviendo.

La olla, en tanto, debe estar llena de agua para que los cubra completamente.

También es aconsejable echar una pizca de sal o un poco de vinagre para evitar que se rompan durante el proceso.

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Tiempos de cocción

Gómez señala que los huevos se deben cocer un poco más de 10 minutos, ojalá a 69 grados Celsius si es que se tiene la posibilidad de controlar al temperatura.

“También va a depender del tamaño y su temperatura inicial. Si es más grande hay que dejarlo un poco más de tiempo, 12 minutos aproximadamente”, sostuvo.

En caso de no poder controlar la temperatura, recomienda hacerlo a través del método tradicional. “En una olla dejar hervir agua, sabemos que hierve cuando burbujea o cuando alcanza los 100 grados. Luego, dejar los huevos lentamente para que no se quiebren”, dijo.

“Para que la yema quede centrada, se puede remover el aguar con cierta intensidad cuando los huevos ya estén en la olla, durante los 3 o 4 primeros minutos de cocción”, añadió.

¿Qué pasa si se deja cocer por más tiempo?

La académica comentó que “se liberará sulfuro de hidrógeno, un gas que aporta este desagradable olor a huevo podrido y la yema se volverá de un color verdoso”.

Sin embargo, hizo hincapié en que no se reportan efectos adversos en caso de consumirlo en ese estado. “Pero sus vitaminas y minerales se pierden, ya que se destruyen por las altas temperaturas”, avisó.