Ir a terapia es similar a cuando a una persona le dicen que debe usar anteojos: comienza a ver el mundo de otra forma, probablemente más saludable y más real. Sin embargo, también implica ver cosas de las que antes no se había percatado.

Así lo explica Mariana Plata, psicóloga clínica y escritora en el sitio Psychology Today, quien reflexionó sobre cómo la maduración y los procesos personales de cambio hacen que se transformen también nuestros vínculos y las formas que tenemos que relacionarnos con quienes nos rodean.

“La forma en que entendí esto en terapia es que las personas y sus relaciones son como engranajes: cuando cambias, tu engranaje también cambia. En consecuencia, si ese engranaje cambia, no encaja ni se une con las otras piezas tan bien como solía hacerlo. De manera similar, cuando alguien crece o cambia, puede comenzar a sentir que no encaja con algunas personas“, señaló en su columna.

La velocidad y los factores de crecimiento pueden variar. Para algunos funciona la psicoterapia, mientras que en otros el cambio se desencadena por un nuevo trabajo, una mudanza, o la realización de nuevas actividades como el yoga y otro deporte.

“Un denominador común para cualquier persona que se embarca en un viaje de autodescubrimiento, es que produce un cambio profundo en las relaciones de las personas. Ya sea una amistad, una relación laboral, una pareja romántica o con un miembro de la familia“, advierte la especialista.

Relación quebrada
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Las señales

En ese sentido, es natural que algunos vínculos finalmente se rompan, y resulta fundamental saber cuándo has superado o no a alguien en tu vida.

Si no tienes la seguridad, a continuación te enumeramos las siete señales que, según Mariana Plata, indican que tu “equipo ha cambiado”.

1. La conversación se siente forzada entre ambos. Si bien en el pasado hablaban de forma tranquila y fluida, ahora se percibe extraña e incómoda.

2. No representa un desafío emocional o intelectual. Sientes que las conversaciones son monótonas, sin profundidad ni significado.

3. Te incomoda que traten de hacer planes contigo, y pones excusas para negarte. Te provoca apatía pasar tiempo con esa persona, o actividades que eran agradables en el pasado, ahora parecen aburridas.

4. Cuando pasan tiempo juntos, te descubres pensando en otras cosas divertidas que podrías hacer. Te apena sentir que no compartirán tu emoción por esos panoramas.

5. Se pierde la confianza para compartir logros profesionales o personales. Evitas mencionar buenas noticias sobre tu trabajo o tu vida, porque crees que no se identificará ni se alegrará por ti.

6. Buscas peleas por cosas pequeñas. Cualquier nimiedad parece ser motivo de discusión entre ustedes.

7. Sientes que están en diferentes “páginas”. Es difícil relacionarse y conectarse con lo que cada uno de ustedes está haciendo, pues sus prioridades son distintas y sus valores ya no se alinean.

Recordemos que los signos anteriormente mencionados se aplican a una gama amplia de relaciones, no solo de pareja. También ocurre con amistades, compañeros de trabajo y miembros de la familia. Si los percibes, es importante abrir el espacio y comunicar estas sensaciones, pues la reacción de la otra persona te dará pistas de los pasos a seguir.

No te avergüences

De todas maneras, la psicóloga advierte que no es cosa fácil detectar estos cambios, y por otro lado, puede ser realmente doloroso.

Incluso es normal sentir el deseo de que las cosas vuelvan a ser como antes para no generar esa incomodidad.

“Estos cambios y este crecimiento son inevitables, y son el primer paso para comprender esta nueva etapa de la vida. En esencia, eres la misma persona que eras antes, pero ahora tienes una comprensión más profunda de la vida que, sin duda, tiene un impacto en tus valores y motivaciones. Y no deberías disculparte ni avergonzarte de tu crecimiento“, concluyó Plata.