Gran parte de este tipo de tratamientos, caracterizados por su mirada holística de las diversas enfermedades y el poder de autorecuparación del organismo, son actualmente avalados por el Ministerio de Salud como complementos de la medicina tradicional.

Cada vez son más los chilenos que confían en otras alternativas, distintas a la medicina tradicional, para abordar algunos de sus problemas de salud. Y si bien, tal como dice su nombre, son un complemento de los tratamientos convencionales, su efectividad ha fomentado que desde el 2005 el Ministerio de Salud las reglamente e incorpore al sistema público de atención. Sin embargo, su llegada ha sido más lenta que su masificación entre la población, la que según los últimos registros del Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS), durante el 2018 (último año de la medición) se realizaron 3,1 millones de atenciones por medio de medicina complementaria.

Según Jorge Fuentes, psicólogo y Director de Pranavida, instituto que promueve la sanación pránica entre sus pacientes, “efectivamente ha habido una búsqueda por generar una integración entre la medicina convencional y los paradigmas terapéuticos de medicinas energéticas y holísticas de oriente, incrementándose con los años y potenciado otras ramas como las terapias florales, reiki, acupuntura, homeopatía, naturopatía, entre otras”.

Pero, ¿cómo funcionan estas terapias? ¿Qué aspectos consideran para trabajar patologías determinadas? ¿Y son realmente efectivas?

Las energías y el principio de interconectividad

Si hay algo que tienen en común las diversas terapias complementarias es que se basan en que muchas de las enfermedades físicas surgen como manifestación de las emociones no abordadas, provocando bloqueos energéticos en el cuerpo. Así, el trabajo en los chakras o meridianos, según el origen de la terapia, permite que fluyan las energías y, con ello, que las dolencias físicas disminuyan. Incluso, de manera inmediata.

“En general, si miramos como operan las medicinas complementarias energéticas, tales como la sanacion pránica o la terapia floral, podemos observar una recuperación de la visión holística del ser humano que nos habla de la interconexión entre sus distintas manifestaciones. Es decir, volver a mirar a los pacientes y a sus enfermedades considerando las emociones, los pensamientos, sus hábitos, las acciones y sus repercusiones en el entorno. También, las dimensiones espirituales y energéticas compuesta de chakras, meridianos y cuerpos sutiles”, dice Fuentes.

Continúa el director de Pranavida. “Esta mirada integradora nos habla de que modificando la energía, la manera de ver la vida, nuestro actuar, hábitos y energía, podemos lograr estabilidad, armonía, equilibrio y reorganización energética, lo que favorece nuestra capacidad de autorecuperación natural y restablecimiento de nuestra salud física, emocional, mental y espiritual. Esto se convierte en una poderosa herramienta de apoyo a los paradigmas de la salud pública, apoyando de una manera efectiva tanto en la prevención, apoyo en enfermedades crónicas, como en tratamientos exclusivos cuando la evaluación médica y profesional así lo determina”.

Sin embargo, existe otro punto en común entre las diferentes terapias existentes y es la interconectividad existente en las personas, donde todos de algún modo estamos conectados con el resto y nuestro entorno, lo que incluso permite que un terapeuta pueda realizar los tratamientos a distancia. “La interconectividad nos habla de que existe una conexión interna entre pensamientos, emociones, energía y nuestra salud, como también una externa, pues estamos conectados social y energéticamente con el entorno. Bajo esta mirada, lo que cada uno hace afecta al todo. Basándonos en este principio de interconexión, todos podemos contribuir al cambio, por lo que si restablecemos la armonía energética afectaremos positivamente las emociones, la mente y el cuerpo físico de un individuo en particular y, en algún nivel, el de todos los que lo rodean”, señala el profesional.

Diferentes opciones que cada vez son más cotizadas por las personas, tanto para realizarse un tratamiento, como para estudiar y convertirse en terapeuta. Fuentes, profesor de sanación pránica y terapias florales, destaca que “es importante primero siempre considerar que hay cuadros que requieren también de la medicina convencional, siendo las otras terapias, tal como dice su nombre, un complemento“. Por otro lado, en caso de recurrir a ellas, hay que acudir con personas que se hayan formado como terapeutas, pues si bien son técnicas poco invasivas y riesgosas, se requiere de estudios para que los tratamientos sean efectivos”, finaliza