El llanto prolongado de los recién nacidos puede desesperar a los padres, principalmente porque no saben el motivo de la molestia.

En primer lugar, debes considerar que el llanto es la única forma que tienen los bebés para comunicarse con su entorno y por eso lo hacen frecuentemente, explica el Dr. Nick DeBlasio, pediatra del Hospital de Niños de Cincinnati, al diario electrónico The New York Times.

Ante un episodio de llanto desesperado, los pediatras recomiendan crear un entorno similar al que tenían en el útero. Para eso, puedes utilizar ruido blanco o los latidos del corazón, acurrucar al bebé en una manta y mecerlo suavemente.

Otra opción es sacar al bebé de la habitación llena de gente, tomar un baño caliente o pasearlo. Según el pediatra, algunos se calmarán solo utilizando un chupete.

No obstante, si esas estrategias calmantes no funcionan, y el bebé sigue llorando y quejándose excesivamente, es posible que tenga cólicos.

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Los temidos cólicos

Por definición, el cólico es el llanto más común por “razón desconocida”. Cabe señalar que esos gritos suenan urgentes y dolorosos. Asimismo, en ocasiones el bebé mostrará los puños cerrados, la cara roja y exceso de gases.

El pediatra describe que generalmente el llanto por cólicos comienza alrededor de las tres semanas de edad, alcanza su punto máximo a las seis semanas y mejora a los tres meses.

En el caso de que tu bebé reciba un diagnóstico de cólicos, es probable que tu pediatra te asegure que está haciendo un gran trabajo y que “las cosas mejorarán con el tiempo”, destaca.

Debido a que generalmente no existen tratamientos para los cólicos, el Dr. DeBlasio recomienda cambios simples para ayudar a “liberar” los gases, como eructos frecuentes y reemplazar las mamaderas tradicionales, por una que reduzca la deglución de aire.