A medida que envejecemos nuestras necesidades nutricionales van cambiando, tenemos que tener más ojo con las calorías, potenciar el consumo de proteínas, fibra, agua, vitaminas y calcio en nuestra dieta. Pero esta no es una tarea sencilla. 

De acuerdo a las cifras reveladas en abril de este año por el Centro UC de Estudios de Vejez y Envejecimiento y la Compañía de Seguros Confuturo, el 50% de los adultos mayores viven solos o con una persona, quien usualmente es su pareja.

Esta situación y problemas de  movilidad son muchas veces barreras para que los abuelos puedan mantener una buena alimentación, lo que en ocasiones se acrecienta por limitaciones económicas o situación de pobreza.

En este sentido, cuidar la nutrición de la tercera edad, como también la nuestra,  es una tarea fundamental para tener una población mayor más sana a futuro.

El nutricionista Camilo Aburto, docente de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Andrés Bello y coordinador académico del Instituto Universitario Vive Sano, en conversación con Página 7, aseguró que no existe una edad específica para comenzar a preocuparnos de nuestra nutrición.

Podemos decir que desde que nacemos es un buen momento para cuidarnos, ya que las decisiones alimentarias que tomemos determinarán la manera en que envejecemos”, manifestó.

“Si cuidamos la alimentación, la actividad física y la salud mental tenemos muchas chances de asegurar un envejecimiento saludable”, acotó.

Isadora Heimpell, nutricionista de Clínica Meds, concuerda con Aburto. La profesional aseguró que “siempre es un buen momento para comenzar a ocuparnos de mejorar nuestra alimentación y salud general, claro que mientras antes comencemos tendremos una gran ventaja en esta larga carrera”.

De acuerdo a los profesionales, no solo la alimentación o los genes determinan el modo en que envejecemos, sino que también el descanso, la actividad física y el manejo del estrés, entre otros factores.

Existe la creencia de que las enfermedades que tienen un componente genético se originan por eso, porque es genético. Pero la verdad es que muchas veces nosotros mismos tenemos el poder de modular esto mediante nuestro estilo de vida y evitar que estos genes (los de la enfermedad) se expresen”, señaló la especialista.

Así, se pueden prevenir enfermedades como diabetes, hipertensión, dislipidemias, osteoporosis, reflujo gástrico, úlceras pépticas, entre otras.

Redes de apoyo

Producto del distanciamiento social muchos adultos mayores se han visto afectados emocional y físicamente. No recibir visitas habituales de familiares o amigos y no poder salir, también tiene un impacto en su salud física y mental, lo que podría mermar en su apetito.

Para la nutricionista de Clínica Meds, el apoyo familiar que les brindemos dependerá de la problemática que se enfrente. “Habría que evaluar primero cuál es la situación que impide que el adulto mayor se alimente de una manera adecuada: factores económicos, motivación, inapetencia, alguna lesión o condición que le impida ir de compras o cocinar o salud mental”, sostuvo.

Luego de este diagnóstico hay que buscar cuál sería la solución más realista y efectiva. Por ejemplo, si el caso es una condición que le impida cocinar es una buena opción preparar algunos platos caseros saludables y congelables, como legumbres, y dejárselos en el congelador para apoyar su alimentación diaria. Siempre con todas las medidas sanitarias”, agregó.

Ahora bien, si el problema es la motivación o la soledad, pueden hacer una llamada o videollamada durante algunos minutos a la hora de almuerzo y almorzar juntos virtualmente, y participar de una ‘mesa virtual’. En el fondo, se trata de hacer un hábito de conversar con ellos al menos una vez al día, eso es compañía finalmente”, puntualizó.

En tanto, para Aburto el contexto actual ha sido aún más complicado para los adultos mayores y la clave estaría en fortalecer sus redes de apoyo. “ Se ven evidenciadas la falta de redes y apoyo en temas relacionados no solo con la alimentación, sino que también con el día a día. Aumentar y consolidar las redes es fundamental para tener un envejecimiento exitoso”, dijo.

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Agua, calcio, hierro y vitamina D

Si bien el especialista de la UNAB afirmó que lo mejor siempre es pedir orientación a un nutricionista de acuerdo a cada caso, existen ciertos nutrientes y compuestos críticos a considerar para una buena alimentación en los mayores.

“Por ejemplo el calcio, hierro, vitamina D (que se obtiene de ciertos alimentos y de exposición a la luz solar), ácidos grasos, omega 3, fibra y agua”, indicó.

Para lograr estos requerimientos nutricionales, Heimpell sugirió variedad en las preparaciones. “Que al menos la mitad del plato se componga de verduras, ir intercalando entre crudas y cocidas, también de diferentes variedades y  colores. Todo esto para obtener diversos nutrientes y para mantener una excelente digestión. La proteína es algo que no debemos olvidar consumir a diario para preservar la masa muscular, la inmunidad y funciones metabólicas varias”, como legumbres, huevo, carnes blancas y lácteos.

El agua sería otro componente clave para los adultos mayores, pues en la sensación de sed se ve disminuida en la vejez ¿Qué hacer? Heimpell recomendó anteponerse y cultivar un hábito de consumo de agua diario, ya que la hidratación regula múltiples funciones en nuestro cuerpo.

Al menos 1.500 cc al día. En este conteo cuentan las infusiones o aguas saborizadas con hierbas, caldos y sopas naturales, las frutas frescas o compotas. Ojo, no cuentan los jugos de fruta”, aseveró.

Otro factor a tener presente es que con los años la sensibilidad a los sabores se van desvaneciendo, por lo que hay que cuidar el consumo de sal, azúcar y endulzantes.

Platos visualmente atractivos

Los especialistas aconsejan que en caso de haber inapetencia, una buena estrategia es mejorar la presentación de los platos. “Las preparaciones deben ser atractivas a la vista para incentivar la ingesta de alimentos, muchas veces hay inapetencia o desgano por alimentarse y esta estrategia puede ayudar. No hay que olvidar la presentación de los platos debe incentivar el ‘hambre visual’ que den ganas de comer, es la mejor publicidad”, apuntó Heimpell.

Asimismo, se puede optar por preparar los platos favoritos del adulto mayor. “Si no es tan saludable el plato que le gusta, buscar cómo transformarlo en un plato de mejor calidad nutricional, hacer pequeños cambios y prepararlo con cariño, el mejor ingrediente”, afirmó la nutricionista.

En caso de existir malestares gastrointestinales al ingerir ciertos alimentos específicos, lo mejor es ir cambiando la preparación (cocción, temperatura o mezcla con otro alimento) y, de persistir, reemplazarlo por otro del mismo grupo que no produzca molestias.

Alimentos prohibidos

Finalmente, ambos profesionales coincidieron en que no existen alimentos vetados por sí mismos para las personas mayores, sino más bien dependerán de las enfermedades o la condición de cada paciente.

(Los alimentos restringidos) dependerán del estado del paciente, si presenta alguna enfermedad, debemos realizar un plan dieto-terapeútico que permita mejorar su calidad de vida, evitando la sarcopenia (pérdida de masa muscular durante el envejecimiento), fragilidad y la incidencia de otros síndrome geriátricos propios de la edad”, concluyó Aburto.