Un reciente estudio evidenció un serio problema entre las mujeres y que tiene directa relación con el desarrollo de su vida sexual.

Según datos entregados por el Centro Miintimidad y consignados por SoyChile, luego de analizar a 1.607 pacientes, determinaron que el 50,7% nunca había mirado sus genitales.

Pero eso no fue todo, ya que además los antecedentes muestran que un 72,9% de ellas había recibido una educación sexual restrictiva en sus hogares y establecimientos educacionales.

Su directora, Odette Freundlich, señaló que “es sorprendente la falta de curiosidad, el miedo, los nervios, la vergüenza, la sensación de hacer algo indebido, que sienten tantas mujeres, frente al hecho de mirar sus propios genitales”.

Además dio a conocer algunos comentarios que escucha constantemente como: “Encuentro que mis genitales son horribles, es feo y sucio andar mirándose esas partes, me enseñaron que hay que lavarse con una esponja y nunca tocarse ahí abajo”.

La kinesióloga incluso manifestó que varias no saben diferenciar la vulva y creen que las estructuras de los genitales externos son la vagina.

Agregó además que otro grupo de mujeres piensa que el clítoris está dentro de la vagina o que el himen es una tela endurecida que la cubre, que al momento de romperse provocará una gran emanación de sangre.

Este desconocimiento puede influir directamente en la vida sexual de las mujeres e incluso provocar problemas como la anorgasmia o dificultad para alcanzar el orgasmo por no reconocer los mismos de placer.

“Y en el caso del vaginismo -contracción involuntaria de los músculos de la vagina, frente al intento de penetración vaginal-, no hay control voluntario de la musculatura vaginal para relajar y abrir la vagina, lograr un examen ginecológico, insertar un dedo, tampón o pene. Todo esto genera grandes dificultades personales y relacionales, impidiendo disfrutar de una sexualidad satisfactoria”, sostuvo.

Es ahí cuando pedir ayuda profesional sería lo adecuado y según Freundlich ese trabajo consiste en “resignificar los pensamientos erróneos, los miedos y recurrir a varias estrategias terapéuticas, para volver a integrar el área genital al resto del cuerpo”.

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