Si tienes hijos o sobrinos, quizás te piden ver una y otra vez la misma película o quieren que le leas el mismo libro muchas veces: para los expertos este comportamiento es propio de la edad, ya que el funcionamiento de su cerebro está preparado para aprender habilidades mediante la repetición de patrones.

Sin embargo, cuando la reiteración de un mismo acto o pensamiento es recurrente, hay que prestar atención ya que se podría tratar de un desorden mental: Trastorno obsesivo compulsivo (TOC).

Según explica el psicólogo clínico especializado en el estudio y atención a pacientes con TOC y trastornos asociados, David Mataix-Col, esta alteración de la ansiedad consiste en obsesiones con ideas, pensamientos o impulsos no deseados que producen preocupación, culpa o vergüenza; y compulsiones que obligan al afectado a realizar conductas repetitivas para aminorar las obsesiones.

En entrevista con Ep, Mataix-Col declaró que este trastorno es uno de los que más prevalece en la población infantil y adolescente con un 1%, sin embargo el diagnóstico puede retrasarse hasta las edad adulta. “No hay muchas diferencias entre el desarrollo de la enfermedad de joven y de adulto, los síntomas se parecen mucho. Sin embargo pese a ser el mismo trastorno es difícil reconocerlo durante la infancia“, explicó en el medio español, ABC.

¿Cómo saber que un niño tiene este trastorno?

Juguetes ordenados / Pixaba
Juguetes ordenados / Pixaba

A pesar de que el psicólogo explica que no es común detectar esta enfermedad en niños, hay señales que pueden abrir las alertas para acudir a un especialista en el tiempo adecuado.

El primero tiene que ver con las obsesiones: en los pequeños pueden centrarse en enfermedades, muertes o ideas perturbadoras como imaginarse agrediendo a alguien o infringiendo daños sexuales, pensamientos que son inapropiados a su edad y que los avergüenzan.

En segundo lugar están las compulsiones: los infantes que padecen de TOC suelen repetir comportamientos como el lavado de manos, decir las mismas palabras una y otra vez, ordenar los juguetes siempre de la misma manera, entre otros; catalogándolos -erróneamente- de perfeccionistas.

Esta enfermedad es altamente discapacitante para los niños que la padecen ya que va acompañado de miedo, frustración, irritabilidad, culpa y depresión. “Cuando acuden al médico o psicólogo les da vergüenza explicar sus síntomas, sobre todo los de tipo sexual o agresivo. Pero si el profesional hace las preguntas adecuadas se puede llegar al diagnóstico”, explica Mataix-Col.

Para el psicólogo lo importante es no hay que desconocer este desorden mental, y para ello es importante detectarlo lo más pronto posible. “Hay que hacer ver que existe, que puede ser un problema grave y que lo mejor es intervenir cuanto antes. La idea es que si intervenimos antes, durante la infancia, tenemos una oportunidad para prevenir las consecuencias indeseables del trastorno“.

¿Tiene cura el TOC?

Pixabay
Pixabay

A pesar de que aún se desconoce el origen del Trastorno Obsesivo Compulsivo, el especialista explica que existe un importante factor genético. “Se piensa que un 50 por ciento podría ser atribuible a estas causas y el resto a factores ambientales. Ahora, no sabemos qué genes y ambientes específicos generan el trastorno”, declara Mataix-Col.

Y aunque no existe una cura definitiva, sí hay tratamientos paliativos para que estos niños puedan tener un mejor vivir. “El tratamiento va acompañado de terapia psicológica, de tipo cognitiva-conductual, y terapia farmacológica con antidepresivos denominados inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS)”, detalla el especialista. Pero para este psicólogo aún falta mucho por estudiar. “Estos trastornos pese a estar reconocidos están huérfanos de investigación y, consecuentemente, de tratamiento”, sentencia Ep Mataix-Cols.