Donna Gunner nunca imaginó que pasado sus 30 años caería en un peligroso hábito alimenticio, y es que comenzó a beber 30 latas de la popular bebida al día, costumbre que duró al menos 20 años hasta que vio las graves consecuencias que le trajo.
Las repercusiones de consumir al día un kilo de azúcar y más de 4 mil calorías comenzaron a notarse, el cuerpo de la británica manifestó los signos de la diabetes tipo 2 y de la evidente obesidad luego de ingerir tanta gaseosa, recogió BioBioChile.
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La mujer confesó que no logró percatarse de cómo la coca- cola se transformó en uno de los líquidos imprescindibles en su dieta diaria, pues poco a poco se convirtió en adicción que incluso la llevaba a levantarse en la noche para ingerirla.
“No tenía idea de que tenía un problema, pero me despertaba un par de veces por la noche y abría un par de latas, anhelando el azúcar y la cafeína”, detalló al sitio Mirror
Tras el diagnóstico de los médicos, Donna no tuvo otra solución que dejar la bebida si quería dejar la obesidad atrás, situación que le trajo un gran e inesperado problema: sufrió los efectos de la abstinencia.
“Era totalmente adicta. Cuando traté de salir, literalmente me volví loca. Mi cuerpo temblaba, sufría terribles jaquecas y me dolía el estómago al pensar en una Coca-Cola… pero sabía que tenía que cambiar”, afirmó.
Los problemas para la mujer no pararían ahí, porque luego de notar cuánto dinero había gastado en su adicción, una alta cifra (41 millones de pesos chilenos), se percató que le hubiera alcanzado para darse más de unas vacaciones al Caribe.
“No puedo soportar pensar en todas las vacaciones en las que podría haber gastado ese dinero”, reveló.
Esta situación la motivó aún más a hacer un cambio radical en su vida, y pese a que tuvo recaídas, hoy la dejó definitivamente y logró pasar de talla 48 a 38 tras someterse a una estricta dieta y rutina de ejercicios.
Aunque hoy Donna dejó atrás los graves problemas de salud, confiesa que el síndrome de abstinencia que le provocó la gaseosa la sigue hasta la actualidad.“Incluso ahora, todavía tengo ganas de tomarme una lata. No hay forma de terminar con este deseo”, finalizó.
Así lucía antes:
Así se ve hoy:
