Los edulcorantes son una buena alternativa para reemplazar el sabor dulce de los alimentos y que no ejercen efectos adversos.

Así lo afirma la nutricionista y docente de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Central, María Luisa Hervias, sobre el empleo de los edulcorantes no calóricos como sacarina, aspartame, acesulfamo k, entre otros, que “en décadas pasadas se relacionaron con afecciones como litiasis, cáncer de estómago, páncreas y endometrio, entre otras”, agregó.

En la práctica la gran mayoría de la población alterna el uso de distintos tipos de edulcorantes (naturales o sintéticos), pues éstos son empleados por la industria en una inmensidad de productos como repostería, mezclas secas para bebidas, postres y masas congeladas, goma de mascar y dulces, bebidas calientes y frías, preparaciones a base de fruta, pastas de dientes y enjuagues bucales, artículos farmacéuticos y lácteos, además de los edulcorantes de mesa.

De igual forma, la cantidad empleada rara vez supera la ingesta diaria establecida: 15 mg kg-1 para acesulfame K; 40 mg kg-1 para aspartamo; 7 mg kg-1 para ciclamato; 5 mg kg-1 para sacarina (15-16); sucralosa 15 mg kg-1 y estevia 4 mg kg-1 (expresado como esteviol).

Por ello, su uso como coadyuvante en los tratamientos dietéticos, especialmente ligados al sobrepeso y obesidad, es recomendado en todos los grupos etarios.

Dado que el poder de los edulcorantes es mucho mayor al del azúcar, se recomienda no emplear más de 10 gotitas o 2 pastillas para endulzar líquidos como el té o café, e ir disminuyendo dicha cantidad en forma paulatina.

“Eventualmente, podría ocasionar que una persona que se cambie al azúcar deba agregar mayor cantidad de ésta para lograr un sabor más dulce”, detalla la académica de la Universidad Central.

Steve Snodgrass (cc) | Flickr
Steve Snodgrass (cc) | Flickr

Beneficios v/s efectos adversos

“Hay estudios sobre el apetito donde sujetos que emplearon aspartamo y estevia no incrementaron su ingesta alimenticia en el siguiente almuerzo o cena, respecto de quienes consumieron azúcar. Además, la estevia les redujo los niveles de glucosa plasmática e insulina, sugiriendo con ello que podría ayudar a la regulación de la glucosa”, explicó María Luisa Hervias.

En este mismo sentido, sobre un posible incremento en el peso corporal debido a la disminución del poder de saciedad de estos productos, la experta en nutrición plantea que se trata de una hipótesis sin ninguna validez, dado que al sustituir el consumo de azúcar por edulcorantes se reduce el aporte calórico. “En algunos estudios sí se ha observado que la absorción de azúcares, en conjunto con edulcorantes, favorecería el aporte energético de la comida y la ganancia de peso corporal”, clarificó.

Sobre el efecto negativo en la flora intestinal de los edulcorantes, la experta señaló que no existe suficiente evidencia que permita negar o afirmar aquello puesto que son escasos los trabajos con diseño y calidad satisfactorios y los datos disponibles han generado confusión, “puesto que las dosis con las cuales se han desarrollado las investigaciones son altísimas y poco factibles de alcanzar por la población general”, agregó la académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Central.

“Dado que no existe el edulcorante perfecto, la industria está desarrollando productos con menos efectos de sabor residual (como el sabor metálico que deja la sacarina), más accesibles económicamente a la población y con otras ventajas saludables, como la estevia que se caracteriza por su origen natural y poder anti-hipertensivo y anti-hiperglucémico por su contenido de minerales, vitaminas, compuestos fenólicos, flavonoides y otros compuestos antioxidantes, con propiedades antimicrobianas y antioxidantes”, finalizó la experta.