Luis Manuel Gonzales es casi como cualquier bebé de 10 meses; balbucea sus primeras palabras y quiere tocar todo, pero una dramática diferencia pone en riesgo su vida: pesa 28 kilos y su padre gana sólo poco más de 200 dólares al mes, el equivalente a 12 mil pesos chilenos.

El caso de este bebé, que no exige comida constantemente como podría pensarse, forma parte del universo de niños con obesidad y diabetes infantil que México encabeza a nivel mundial. Pero las causas de su excesivo peso son desconocidas.

Luis nació el 15 de diciembre de 2016 con un peso de 3,5 kilos y 52 centímetros, casi lo mismo que su hermano Mario, de casi tres años, pero que a su lado se ve pequeño. A los dos meses ya pesaba 10 kilos, y en los siguientes 8 meses aumentó el doble.

“Creía que era porque yo tenía buena leche en mis pechos”, dice a la AFP su madre de 24 años, Isabel Pantoja, en la sala de su casa de cemento sin pintar del municipio de Tecomán, estado de Colima, en México.

La desesperación llevó a sus padres a crear una página en Facebook y una cuenta bancaria para recibir donaciones que les ayuden a financiar su atención médica. Se turnan para llevarlo en coche al hospital para las cotidianas tomas de sangre.

PEDRO PARDO / AFP
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Es demasiado doloroso ver cómo “lastiman” sus brazos llenos de pliegues cuando las enfermeras lo pinchan hasta encontrar sus venas, comenta su padre Mario Gonzales.

La angustia de sus progenitores se acentuó cuando un pediatra les dijo que quizás necesitará inyecciones de hormonas de unos 555 dólares cada una ($350.000), aunque a pesar de varios estudios aún se desconoce qué padece.

Una de las principales teorías es que podría tener Síndrome de Prader-Willi, que deja a los niños sin regulador de saciedad, provoca retraso mental, músculos sin fuerza, problemas cardíacos y afecta el desarrollo de órganos sexuales.

Producto de su sobrepeso el niño no puede gatear ni caminar.

Una Esperanza

Hace un mes aproximadamente, los contactó Silvia Orozco, médico cirujano con maestría en Nutrición Clínica del centro Zone Diet México, sistema creado por un bioquímico estadounidense.

El bebé “tiene hígado graso, pulmón graso y corazón graso. Su vida corre mucho riesgo pero esperamos estar a tiempo de poder ayudarlo”, comentó a la AFP Orozco vía telefónica, que espera resultados de las últimas muestras enviadas a Estados Unidos.

PEDRO PARDO | AFP
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Espera que los análisis confirmen que no tiene el Síndrome Prader-Willi y que su obesidad se deba a una “inflación celular” provocada por falta de nutrientes anti inflamatorios que tuvo la madre durante el embarazo, provocando “un bajo funcionamiento tiroideo, bajo funcionamiento de sus glándulas suprarrenales encargadas del metabolismo”.

En ese caso el tratamiento sería hormonal, dice confiada Orozco sobre el diagnóstico del bebé que sólo come fórmula de leche baja en grasas, leche materna y papillas de vegetales y frutas.