Hace casi 20 años que la población sueca ha estado combatiendo una extraña enfermedad que afecta sólo a los hijos de refugiados. Se trata del Síndrome de la Resignación.

Dejar de hablar, permanecer inmóvil, no poder comer ni tampoco reaccionar ante los estímulos físicos, son algunos de los síntomas que estos niños presentan.

La Junta Nacional de Salud de Suecia declaró que hubo 169 afectados entre 2015 y 2016. El primer caso fue diagnosticado a fines de 1990, tal y como señaló el sitio inglés The Independent.

Los médicos especialistas señalan que estos síntomas responden a una manifestación del miedo ante un posible regreso a sus países de origen, donde estos niños podrían sentirse indefensos al enfrentarse a una nueva realidad.

Los niños más vulnerables a padecer este síndrome, pertenecen a grupos geográficos y étnicos específicos. Menores provenientes de la antigua Unión Soviética, la Península balcánica, además de niños gitanos y yazidíes.

No obstante, también existe la teoría de que los pequeños están fingiendo o que sus padres los están envenenando para asegurar su estadía en Suecia. Sin embargo, ninguno de estos casos ha sido comprobado.

Cabe señalar, finalmente, que en cuanto a los antecedentes históricos de la enfermedad se ha informado de varios trastornos parecidos a este síndrome, por ejemplo, en los campos de concentración nazis.