Cotidianamente, las personas en sus casas suelen cocinar ricas comidas para deleitar el paladar de sus seres queridos. Carnes, huevos y mariscos suelen ser parte de los alimentos que componen estos platos, sin embargo, muchas veces su ingesta nos juega una mala pasada y nos envía directo al hospital.

Lo anterior, se debe a la errada manipulación que las personas hacen de ciertos alimentos, los cuales pueden devenir en una intoxicación alimentaria por bacterias patógenas como la Salmonella, E. coli o Listeria, que se ven favorecidas en ambientes calurosos como los que comenzaremos a experimentar en estas fechas, en medio de la temporada primavera-verano.

Ante ello, es importante que en los meses en que hace más calor las personas tomen precauciones adicionales en la manipulación de ciertas comidas que se descomponen con rapidez, de modo de evitar complicaciones de salud.

A continuación, te dejamos con los cuatro alimentos más vulnerables y las claves para evitar que se deterioren más rápido, según información del medio especializado en consumo Eroski Consumer.

Imagen de Contexto | Pexels (cc)
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1.- Mariscos

Al ser frescos, estos alimentos son muy sensibles y perecederos, se descomponen con rapidez y pueden no ser seguro para comer, incluso, después de un corto período de tiempo ya que puede contener virus y bacterias dañinas para la salud.

De modo de evitar riesgos, desde Eroski indican que “es importante durante la compra fijarse en el color, que la cáscara sea lisa y brillante y que las conchas estén cerradas. El marisco debe consumirse lo más fresco posible, mejor el mismo día de la compra. Si no se cocina, debe conservarse en el refrigerador”.

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2.- Carne

Debido a su alto contenido en agua y proteínas, éste es un alimento susceptible a verse contaminado con Salmonella, Listeria y E. coli, por lo que es importante tomar medidas de prevención en el momento en que se compra.

En este contexto, recomiendan que la carne sea “de los últimos alimentos que se adquieran -en el supermercado o carnicería- para reducir tanto como sea posible el tiempo que pasa entre que se compra hasta que se conserva en casa en la nevera o el congelador”, aconsejó el medio.

Junto con lo anterior, señalan que en la cocción se debe prestar atención a que toda la pieza esté bien cocinada. “Cuanto más cruda quede la carne, más riesgo de intoxicación alimentaria hay. Además, no debe ponerse la carne que ya esté cocinada en el mismo lugar donde ha estado la carne cruda a fin de evitar contaminaciones cruzadas“, dijeron.

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3. Pescado

Por si no lo sabías, el crecimiento de microbios es una de las principales amenazas del pescado. En este sentido, los principales patógenos que afectan a este tipo de alimento son el Vibrio, Campylobacter y Staphylococcus aureus.

Pese a ello, también son comunes bacterias como la Salmonella, Listeria monocytogenes y Shigella, las cuales tienen un ambiente favorable si se alcanzan temperaturas superiores a los 10 ºC. “El deterioro microbiológico del pescado está relacionado con dos parámetros clave: la manipulación desde que se captura y la temperatura de conservación. Cuanto más elevada es la temperatura, mayor es el riesgo de que se desarrollen microorganismos“, expresó Eroski Consumer.

A ello, agregaron que “Un pescado apto para el consumo respeta las normas de frescura, higiene y sanidad. Mantenerlas pasa por limpiar cada pieza, eliminar las vísceras lo más pronto posible, congelar el pescado que se quiera consumir crudo y cocinar la cantidad justa. Un pescado alterado tiene un aspecto seco, sin brillo, con los ojos y la pupila hundidos y sucios y la carne blanda. La temperatura de conservación (refrigeración) y la cocción son claves para mantener el pescado en buen estado”.

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4.- Huevo

Por si no lo sabías, las altas temperaturas que comienzan a registrarse con mayor frecuencia en los meses de primavera y verano favorecen el desarrollo de Salmonella en el huevo, por lo que es recomendable seguir estrictas medidas de higiene y manipulación y desechar ciertas preparaciones, como la mayonesa casera, si no se consume antes de 24 horas.

“Para evitar problemas con los huevos, un aspecto clave es la temperatura, ya que los cambios bruscos pueden provocar condensaciones sobre la cáscara, un factor que facilita la multiplicación de gérmenes y la desintegración de su barrera protectora”, indicó el medio.

Además, el Instituto del Huevo recomienda fijarse en que la cáscara esté limpia y bien etiquetada, junto con comprobar la fecha de consumo preferente. “En casa, conservar los huevos en el refrigerador; no es necesario lavarlos antes de guardar sino antes de usar; no romper el huevo en el borde del plato o en el recipiente donde se quiera batir; no dejar las tortillas a temperatura ambiente; y limpiarse bien las manos y los utensilios de cocina antes de manipular el huevo”, agregaron.

¿Qué te parecen estos consejos? ¿Los pondrás en práctica?