¿Estás en un trabajo que detestas? ¿Te suena la alarma y odias pensar que debes volver a esa oficina o puesto por tantas horas? ¿Tu trabajo te hace la vida más difícil?

Muchas personas sienten esto en la actualidad y la verdad es que muy pocas tienen un trabajo que realmente aman y disfrutan.

El ritmo de vida, los gastos del hogar, de los niños, nos han obligado a buscar un trabajo que nos permita pagar las cuentas y en el que nos mantenemos por lo mismo, pese a que no nos guste.

Pero esto puede tener una solución si descubres un trabajo que sea tu amor y que te permita manejar las riendas de tu propia vida. Así lo defiende Cristina Montiel, quien es Asesora en Desarrollo de Carrera, facilitadora del desarrollo de competencias transversales (genéricas o “blandas”), relatora y creadora del sitio Trazando rutas.

Cristina Montiel| trazandorutas.cl
Cristina Montiel| trazandorutas.cl

En conversación con Página 7, la profesional -que fue parte del Festival Mente, Cuerpo y Alma realizado en Concepción, señala que este cambio “tiene un trasfondo para la vida completa, ya que nosotros dedicamos muchas horas al trabajo y, en años, son 20 de la vida de una persona de 85, que es más o menos la expectativa de (vida de) la mujer hoy en día”.

Montiel recalcó que son “20 años sin dormir, si fuera el tiempo de corrido y sin fines de semana, y es mucho tiempo para que no sea de calidad”. Por este motivo, dice que “yo creo que hay que jugársela por intentar por lo menos que el trabajo sea un amor, porque idealmente vivir con alguien con quien tú digas ‘yo por este ser humano cedo mis espacios privados, porque encuentro que es valioso’, debe ser lo mismo para el trabajo”.

Lo ideal es que este trabajo “no solo genere ingresos, sino también que me genere un profundo sentido de vida y que yo preste un servicio. Si tu trabajo no está conectado con las necesidades de tu entorno, no tiene sentido“.

Montiel asegura que para esto debemos realizar un análisis “en dos ámbitos, de introspección y exploración; el primero que es el conocimiento, de tal manera que la persona pueda definir cuáles son sus competencias. Exploración, qué tema le movilizan, le apasionan; el tema ético es muy importante, es el telón de fondo. La mayoría de las personas, me da la impresión que no tienen consciencia de los valores que tienen, responden ‘la confianza y el amor’, pero muchas veces eso no es coherente con su quehacer, que es lo que vale”.

La experta explica: “Es decir, si yo digo ‘para mí es súper importante la confianza pero cada vez que veo a un gallo con un aro y un jockey para atrás cruzo la calle, hasta ahí no más llegamos, la restrinjo a los que amo y eso no es ético, es moral de un espacio geográfico puntual”.

La asesora en Desarrollo de Carrera señala también que este ejercicio es “un bello trabajo espiritual, en el sentido de que yo tomo cada vez más consciencia de si le provoco al otro un dolor y cómo puedo ayudar al otro, y voy ampliando mi círculo de consciencia y, por supuesto, que cuando esto ocurre eres feliz… y si más encima te pagan…”.

Pexels (cc)
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¿Qué debo hacer para conseguir el trabajo que sea mi amor?

Cristina es clara: “Tener conciencia de quién soy y qué quiero para mi vida y tener una antena para detectar a aquellos a quienes les sirve y están dispuestos a pagar por lo que yo puedo entregar. Además, aconseja:

Estar claro en qué soy competente

*Saber comunicarlo como propuesta de valor

*¿Qué problemáticas del entorno me movilizan?
*¿Por cuáles temas me comprometo?

*Moverse por los canales pragmáticos para adquirirlos. No solo ir a dejar el CV

*Ir a ofrecer soluciones

*Tener en cuenta que un empleador, y todos los seres vivos, necesitamos compromiso.

¿Cómo cambio el chip?

La profesional asegura que para hacerlo cada cual “tiene que reflexionar, no hay test, no hay herramientas, ni una metodología. Creo que a la persona debe ‘dolerle’ lo suficiente para decir que quiere cambiar. Normalmente cambian porque les duele la pega que tienen, o la que no tienen”.

La experiencia de Cristina es un ejemplo. Se fue a vivir a Alemania por 15 años, no sabía cómo insertarse, pero le sirvió, pues hizo muchos cursos y allí se dio cuenta que todo pasaba por conocerse ella misma. “Nos tenemos que vender, hay que estudiar el entorno. Es como cuando te enamoras y te visualizas y dices ‘voy para allá’, pero hay personas que esperan que las elijan”.