El fútbol, deporte que apasiona la vida de muchas personas, en ocasiones llama a sus fanáticos a realizar lo impensado para que el hincha consiga ver a su equipo mover el balón dentro de la cancha.

Esta pasión aumenta una vez cada cuatro años, cuando 32 selecciones de diferentes países compiten por la Copa del Mundo, la que ahora espera por un nuevo campeón en las frías tierras rusas.

Para asistir a los eventos deportivos es necesario disponer de una entrada, la que en muchas ocasiones es difícil de conseguir, y obliga a los amantes del balompié a tener que hacer locuras para conseguir un ticket. Un ejemplo fue lo que hizo Miguel F. (24), un peruano que subió varios kilos para conseguir ingresar al estadio.

Su odisea comenzó tras el rápido agotamiento de las entradas para ver a Perú en el mundial. “Se acabaron enseguida, y yo no podía quedarme afuera“, aseguró el hombre, según consignó Ahora Noticias.

Lo único que quedaba, en la web de la FIFA, eran entradas para discapacitados. Me fijé cuáles eran los requisitos: estar en sillas de ruedas, algo específico para mujeres y sufrir de obesidad mórbida, 35 de IMC, el índice de masa corporal. Me fijé en la mía, estaba en 30 e hice cuentas. Debía subir 25 kilos“, explicó a la prensa.

Sus intenciones iban en serio. “Primero compré la entrada y después empecé a engordar“, agregó. En poco tiempo logró hacer girar la aguja de la báscula a su favor. “Tenía tres meses para presentar el certificado médico de obesidad corporal. Por suerte pude cumplirlo y la FIFA lo aceptó“, relató.

La persona que más se preocupó por su salud fue su madre: “Estás dejando tu salud por el Perú”, le decía. Finalmente sus esfuerzos valieron la pena al convertirse en uno de los 43 mil 582 peruanos con entradas para Rusia 2018, según estadísticas de la FIFA. “Soy más fanático de Perú que de mi equipo, Universitario“, señaló.

Cabe precisar que Perú debutará en el mundial este sábado frente a Dinamarca en el Mordovia Arena, de Saransk. Sin embargo, Miguel no ha frenado sus intenciones para no perder el cupo. “Por las dudas seguí comiendo, no sea cosa que no me dejen pasar“, dijo el limeño.

Ahora deberá solucionar otro problema, los pasajes -en tren y avión- a la sede más pequeña del evento, las que están agotadas hace semanas.