Tonia Rossington es una mujer británica de 49 años que hace más de una década se sometió a una operación para recibir implantes mamarios, de los que hace algunos años se arrepintió.

Tal fue su desesperación que intentó ahorrar durante mucho tiempo para costear una cirugía y quitárselos, pero jamás pudo juntar las tres mil libras esterlinas, es decir, los cerca de 2,5 millones de pesos chilenos que valía la intervención.

Tampoco quiso molestar al Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés), principalmente para no aportar al colapso del sistema público y porque también debía tener ciertas condiciones para postular a esta operación, señaló al portal Mirror.

Fue así como Tonia, oriunda del condado de Lincolnshire, Inglaterra, decidió darle vueltas a la idea de quitárselos ella misma, con ayuda de Internet, y de un bisturí y jabón desinfectante.

Aunque le costó tomar la decisión y el valor para el procedimiento, finalmente lo hizo frente a un espejo y mientras veía un video en YouTube. Curiosamente, la madre de tres hijos no sintió ningún dolor debido a que la operación original de implantes le provocó un daño nervioso tan severo que sus receptores nerviosos no funcionaban bien.

Cabe señalar que el caso de Tonia es único en el mundo, pues otra mujer estadounidense, Marlene Hooker, intentó hacerlo pero se desmayó antes de conseguir su objetivo.

Respecto a por qué quiso quitárselos, ella señaló: “En ese momento (cuando se hizo la operación) estaban de moda los senos grandes, y cuando tuve tres hijos y se cayeron, pensé: ‘Quiero senos grandes’. Por un tiempo pensé que eran geniales, pero esa idea pronto desapareció. A medida que perdía peso, se veían ridículos. Además, había perdido parte de mi propio tejido mamario por lo que habían empezado a verse mal“.

Finalmente, consiguió todos los implementos que creyó necesario y lo hizo. Puso hielo durante cinco minutos en cada seno y después de un rato no sintió nada. De a poco comenzó a ver su implante y lo empujó lentamente hasta que logró salir por el agujero que hizo.

Captura | YouTube
Captura | YouTube

Después de retirar los dos implantes, improvisó unos apósitos y se fue conduciendo al hospital del condado. Allí le aplicaron una solución salina para quitar los restos de silicona, le pusieron vendajes y la dieron de alta en un par de horas.

Por último, reconoció que no se siente avergonzada por lo que hizo, pero tampoco lo recomienda, lo que sí aconseja es que cuando las mujeres quieran agrandar sus senos, lo piensen dos veces antes de someterse a una cirugía.

No aconsejaría a nadie que los tuviera, porque cuando te canses simplemente obtendrás un ‘bueno, pagaste para que te los pusieran, ahora paga para que te los saquen’, y eso puede ser realmente desesperante“, cerró.