El sueño es una de las actividades cotidianas más importantes para el cuerpo humano, ya que un descansar correcto permite un buen rendimiento al día siguiente.

Pero hay personas que por distintos motivos sufren algún trastorno, como por ejemplo, la parálisis del sueño, que impide un descanso idóneo.

Este fenómeno se presenta en su mayoría en personas con estrés postraumático, ansiedad y crisis de pánico. Según estudios, un 10% de la población podría sufrirlo.

Es más, al menos un 50% de las personas alguna vez en su vida pueden haber sufrido una parálisis del sueño, ya que además no diferencia entre hombre o mujer.

Estos episodios están marcados por dos fenómenos: una esoñación intensa más una sensación de terror, como una pesadilla.

“La parálisis del sueño, esa sensación terrorífica de inmovilidad durante la noche, puede verse agravada en personas con traumas y trastornos de ansiedad”, indicó Reyes Haro, director del Instituto Mexicano de Medicina Integral del Sueño (IMMIS), según consignó La Tercera.

Además agregó que “las personas más proclives a la ansiedad y a la depresión tienen una mayor probabilidad de presentar esto”, incluso, esta parasomnia también se presenta en personas que han sufrido abusos sexuales.

¿En qué consiste la parálisis del sueño?

La mezcla de sueño y vigilia, es lo que produce el efecto de no poder mover el cuerpo por una atonía muscular, provocando el pavor en quien lo experimenta.

Pero eso no es todo, ya que además la persona puede alucinar con que hay algo alrededor, en el entorno o en el armario.

Uno de los principales motivos por los que se provoca la parálisis del sueño, es precisamente un mal descanso o quedarse despierto hasta tarde.

“Por la razón que sea, si se desvela por trabajo, placer o videojuegos, se rompe este ritmo, entonces los sueños son muy intensos y eso favorece la aparición”, aseguró Haro.

Pero también existen otros factores, como el consumo de nicotina, cafeína o alcohol.

Cabe señalar que este fenómeno se presenta en la fase conocida como “movimientos oculares rápidos”, es decir, cuando la persona está más relajada. Y los únicos músculos que se pueden mover son precisamente los oculares y respiratorios.

¿La solución?

El experto recomienda que teniendo la información anterior, quien lo sufre intente apretar los ojos y “buscar moverlos en ese estado de consciencia para así activar el resto de la musculatura”, explicó el experto.

Otras manifestaciones que se presentan son el “aumento en la frecuencia cardíaca, aceleración respiratoria y pérdida de temperatura”.