Parte de la comunidad califica a la provincia como TropiConce porque el tiempo varía mucho dentro de un día o de una semana. Sin embargo, la conexión con el trópico podría ser comprobada científicamente, al menos en el ámbito de las altas temperaturas del verano.

Ese es el intento del doctor en ciencias del clima del Departamento de Geofísica de la Universidad de Concepción, Martín Jacques Coper, quien acaba de recibir la aprobación de recursos del Fondo para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología para su investigación “Las olas de calor en Chile central y capacidad de pronóstico: ¿nuestra posible conexión tropical?”.

En términos generales, estudiará las características de estos eventos extremos de esta parte del país y explorará posibles precursores. Específicamente, analizará cómo la convección o ascenso de grandes masas de aire en la zona tropical del Océano Pacífico puede gatillar cambios en la circulación atmosférica, que a su vez favorezcan la ocurrencia de olas de calor en Chile. Aunque existen factores desencadenantes de olas de calor, este condicionante podría ser fundamental para fomentar ciertos eventos de altas temperaturas en Chile central, es decir, desde más o menos Coquimbo hasta Chiloé. De hecho, el investigador ya comprobó este efecto en otro estudio para una zona aún más lejana del trópico: la Patagonia.

El ascenso profundo de masas de aire húmedo en los trópicos, favorecidas por un fenómeno llamado Oscilación Madden-Julian, puede influir en reforzar los sistemas de anticiclones migratorios de latitudes medias, que inciden parcialmente en Chile central, y que usualmente favorecen condiciones de tiempo despejado y con mayores temperaturas”, explicó el Dr. Jacques.

La relevancia de esta conexión de Chile central con el trópico no sólo radica en saber si realmente nos podemos denominar TropiConce, sino fundamentalmente en que, al identificar factores climáticos precursores de las olas de calor, se podría mejorar su pronóstico, posibilitando tomar precauciones para reducir el riesgo de incendios forestales, planificar impactos en la agricultura y en la salud de las personas, especialmente en las zonas interiores, donde la temperatura puede llegar a rozar los 40° C durante estos eventos.

El verano de 2017 fue una temporada récord en el centro de Chile, no sólo por la extensión de la superficie afectada por incendios forestales -más de 7 veces el valor medio histórico-, sino también debido a temperaturas extremadamente altas”, destacó el profesor de Geofísica. A pesar del hecho bien establecido de que la mayoría de los incendios forestales son causados por personas o sus actividades, “no hay duda de que las condiciones meteorológicas específicas y extremas podrían ser instrumentales para el desarrollo y la propagación del fuego”, añadió.

Para realizar el estudio que buscará esta posible relación entre el trópico y TropiConce, el experto en clima y un grupo de asistentes de la Universidad analizarán observaciones meteorológicas in situ, cuyos registros más largos –salvo excepciones- comienzan en la década de 1950; y reconstrucciones climáticas hasta fines del siglo 19.