Saborear la consagración profesional a los 69 años es raro, sobre todo en el mundo del modelaje. Sin embargo Maye Musk, madre del famoso presidente de Tesla, Elon Musk, tiene desde hace dos años un éxito de locos.

¿Cómo le llegó la fama a esta mujer de luminoso cabello blanco, con acento sudafricano, que ríe sin tapujos y sonríe más aún, y que desfiló como una reina en medio de jóvenes modelos este viernes en la Semana de la Moda de Nueva York?

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Maye contó a la AFP que desde los 15 años, cuando vivía en Sudáfrica, adonde se habían mudado sus padres canadienses, trabajó como modelo de manera anónima, al tiempo que ejercía su oficio de dietista, sin que le llegara el reconocimiento.

Tuvo tres hijos con el ingeniero Errol Musk, del cual se separó tras nueve años de casados: Elon, el mayor, su hermano Kimbal y su hermana Tosca.

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Vino luego una vida como madre divorciada que no siempre fue fácil. Tras varios años, Maye regresó a Canadá, y se encontró con Elon, que había partido allí a terminar sus estudios.

Maye cuenta cómo vivía con sus tres hijos adolescentes en un complejo de edificios populares en Toronto.

Me teñía yo misma el cabello, no tenía cómo pagar para que me lo hicieran (…). Ni soñaba con salir para tomar una copa o cenar afuera porque no podía pagarlo”, dice.

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Pero “siempre trabajé”, subraya con orgullo. “Había grandes afiches de mí en Times Square, para (la aerolínea) Virgin o para Target, pero nadie sabía quién era, mi nombre no era conocido”.

¿Es la notoriedad de su hijo Elon, considerado uno de los empresarios más visionarios de esta era, la razón del despegue de su carrera? ¿De su contrato reciente por parte de la gran agencia de modelos IMG, de sus nuevos contratos con prestigiosas revistas o con marcas que cultivan celebridades como Rag & Bone?

Su encargado de prensa pidió que no se le hiciera la pregunta, ya que Maye no la respondería.

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Kyeong Ji, organizadora del desfile de jóvenes diseñadores coreanos del cual Maye fue la vedette el viernes, asegura que “por supuesto que su nombre ayuda”, pero que “no fue contratada por eso”.

“Su belleza es diferente, muy fuerte y noble (…) Tiene una sonrisa tan ostensible, graciosa, una belleza trascendente y la inteligencia… ¡Tiene todo!”, asegura.

Maye es conocida en Corea del Sur desde que fue la portada de Vogue Korea.

La veterana modelo confirma con una sonrisa que conduce un Tesla. Y reconoce que con la llegada de las redes sociales, a los cuales contribuye a diario vía su cuenta Instagram, marcas y publicistas “adoran ahora utilizar a modelos conocidas”.

Disfrutar cada instante

Entre las razones de su reciente ascenso, prefiere citar “sus 50 años” de oficio, sus cabellos que se han tornado luminosamente blancos el día que al acercarse a los 60 se cansó de teñirlos, una población envejecida y el hecho de que hay pocas modelos de su edad.

Si bien no habla de Elon, de 46 años, menciona espontáneamente a sus otros hijos, menos conocidos: Kimbal, de 44 años, que lanzó una cadena de restaurantes reivindicando una alimentación sana y con productos locales, y Tosca, de 43, cineasta.

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Maye reconoce que a sus 69 años disfruta de “cada instante” de su nueva vida dorada, donde mezcla jet-set con vida en familia.

Entre sus placeres está constatar el entusiasmo de las jóvenes modelos como del público cada vez que “una modelo vieja” aparece en una pasarela.

“La gente nos adora”, dice, y “los diseñadores comienzan a darse cuenta. Quieren mostrar que hay diversidad y que aman a las mujeres maduras, ¿y por qué no? Todo el mundo tiene una madre o una abuela”.

Instalada desde los años ’90 en Los Angeles, donde viven también Elon y Tosca, tiene ahora 10 nietos que su reciente éxito le permite “ver seguido”.

En estas condiciones, se imagina trabajando todavía por muchos años. “Hasta el infinito, hasta que dejen de llamarme”, dice riendo.

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