De una peculiar manera se resolvió un caso de homicidio en Estados Unidos. El testigo clave de la investigación correspondió nada menos que a un parlanchín loro, ave que repitió durante años las últimas palabras de la víctima.

Transcurría el año 2015 cuando Glenna Duram tomó la mala decisión de atentar contra la vida de su cónyuge al propinarle cinco disparos tras una fuerte discusión. Ese día, Bud, la gris mascota del hombre, estuvo presente para recordar el suceso.

La justicia tardó, pero llegó de la más inesperada manera luego que la policía determinara que el ave pudo memorizar lo que fueron las últimas palabras de la intensa conversación entre Martin Duram y su asesina.

Según la información compartida por el medio inglés Independent, el loro africano –conocido por su gran capacidad de retención de palabras- almacenó en su memoria la frase: “¡No dispares, maldita sea!”, frase que repitió constantemente y que correspondería a la última petición que Martin realizó en vida.

Dado los hechos, Glenna fue condenada este miércoles por homicidio en primer grado. La condena en contra de la mujer, que ya había intentado quitarse la vida en una ocasión, se dará a conocer en agosto.