Mientras se intenta explicar la demencial furia asesina de Salvador Ramos, que fusiló a niños de cuarto grado a sangre fría, la masacre en la escuela de Uvalde sigue provocando noticias dolorosas: desolado por la pérdida, murió de un infarto Joe García, marido de Irma García, la maestra que estaba en la sala donde ocurrió la tragedia.

“Es desgarrador y vengo con un profundo dolor para decir que el esposo de mi tía Irma, Joe García, falleció debido al dolor. Realmente no tengo palabras para explicar cómo nos sentimos todos. Por favor, oren por nosotros, Dios tenga piedad de nosotros, esto no es fácil”, escribió en sus redes sociales John Martínez, sobrino de Joe.

García, de 50 años, había ido al cementerio de Uvalde para el sepelio de su esposa, estuvo allí nuevamente este jueves para llevar flores, pero volvió a su casa y empezó a sentirse mal. “Se sentó y se desmayó. Cuando vinieron los médicos, ya estaba muerto”, dijo un cercano a la familia.

Joe e Irma García habían estado casados durante 24 años. Novios desde adolescentes, en la secundaria se enamoraron y vivieron siempre juntos. El terrible final de ella, acribillada por Ramos en la escuela donde trabajaba, fue demasiado para su esposo, que no pudo soportar la terrible situación.

“Estamos todos en estado de shock en este momento”, dijo John Martínez a New York Times.

“Murió con el corazón destrozado”

Las horas posteriores a la tragedia han ido develando pequeñas historias de heroísmo, como la de la pequeña Amerie Jo Garza, de 10 años, que fue una de las primeras alcanzadas por las balas de Ramos cuando intentó llamar al 911, para alertar a la policía del tiroteo masivo en su escuela. “Murió como una heroína”, dijo la abuela de la nena.

“Ustedes van a morir”, gritó el tirador de Texas cuando irrumpió en la sala de cuarto grado de la escuela Robb Elementary en la ciudad de Uvalde. Allí se encontraba Amerie Jo, una extrovertida y alegre niña de diez años. Al notar la amenaza, la estudiante, que tenía su celular en mano, en un acto reflejo llamó al 911 para alertar a las autoridades.

Justamente, Irma García era la docente que estaba en el lugar que entró Ramos. La mujer intentó proteger con su cuerpo a sus alumnos, muriendo cuando Ramos desató su demencia asesina.

“Tía Irma era desde hace 30 años el amor de su vida, este año celebrarían las nupcias de plata. Creo, en verdad, que murió con el corazón destrozado”, agregó sobre el dolor que viven Debra Austin, prima de la maestra.

Irma García tenía 49 años. Tres años atrás fue finalista en el Trinity Prize for Excellence in Teaching otorgado por la Trinity University a los mejores docentes del área de San Antonio.