Henri Désiré Landru es considerado el mayor asesino en serie en la historia de Francia. Enamoró a cerca de 300 mujeres, a todas las estafó, y a once de ellas las asesinó brutalmente.

El caso no solo conmovió a la sociedad francesa de la época sino que a todo Europa, que apenas comenzaba a recuperarse de los estragos de la Primera Guerra Mundial, consignó La Vanguardia.

El hombre logró seducir en total a 293 mujeres, quedarse con su dinero y deshacerse de muchas de ellas sin dejar rastro, siempre manteniendo impecable la imagen de buen padre y mejor esposo.

La primera víctima estafada

Landru aprovechó la generalizada soledad de las mujeres durante el conflicto bélico para efectuar sus estafas.

Su primera víctima fue madame Izoret, una viuda que ofrecía parte de su patrimonio “a un varón honrado que me haga compañía”. En cuanto leyó el mensaje en el periódico, no dudó en responderlo.

Luego, fue denunciado por la mujer, quien lo acusó de incumplir sus promesas de matrimonio y por haberle robado 20.000 francos y ropa fina. Pasó tres años tras las rejas.

Ya libre y en un ambiente de emergencia nacional, Landru emprendió un terrorífico camino de crímenes sistemáticos de mujeres solas.

Henri Landru, el asesino francés de viudas.
Captura | Landru junto a la actriz Fernande Segret, de 23 años, su última conquista.

La casa del horror

El sujeto no tenía más que lanzar el anzuelo en periódicos de la época, utilizando alguna de las casi ochenta identidades falsas que creó a lo largo de su vida, informó ABC.

“Viudo, dos hijos, cuarenta y tres años, solvente, afectuoso, serio y en ascenso social, desea conocer a viuda con intenciones matrimoniales”, era el anuncio que se podía leer en las páginas de clasificados de Le Petit Journal de París.

Le respondieron diferentes mujeres, a las que eligió cuidadosamente y con algo en común: todas tenían bienes y dinero.

El más célebre de los escenarios de sus crímenes fue una casa que había alquilado en la localidad de Gambais, al oeste de París. Ahí, entre 1915 y 1919, asesinó al menos a siete de sus once víctimas.

El modus operandi era el mismo: las separaba de sus familias, amistades y comenzaba a administrar su dinero, para finalmente invitarlas a compartir un idílico descanso en aquel lugar.

Henri Landru, el asesino francés de viudas.
Captura | La casa del horror en Gambais, donde Landru descuartizaba y quemaba a sus víctimas.

Condenado a morir en la guillotina

Landru cuidaba al máximo los detalles de sus fechorías, al punto de anotar en una libreta todas las fechas y nombres de las mujeres con las que había entrado en contacto.

La hermana de una de sus víctimas fue quien lo reconoció en un centro comercial tras haberlo visto en fotos, dando aviso a la policía. Dos días después se produjo su detención.

De acuerdo a El País, en la casa de Gambais se encontraron restos humanos y kilos de cenizas. Además de cuerdas, hachas, una sierra, un martillo, puñales, tenazas y pinzas.

Pero el elemento esencial fue una cocina de carbón que, según todos los indicios, había sido utilizada para quemar los cuerpos de las víctimas.

El fiscal del caso concluyó que Landru asesinó, descuartizó e incineró a muchas mujeres, aunque solo algunas pudieron ser identificadas.

El 30 de noviembre de 1921 fue sentenciado a morir en la guillotina. Se le condenó por el asesinato de once personas, pero nunca se supo el número exacto de víctimas.

Henri Landru, el asesino francés de viudas.
Captura | Caricatura de Landru como carnicero en la portada de Le Petit Journal en 1921.