El estremecedor caso de un niño estadounidense de 12 años que se quitó la vida luego de sufrir bullying en el colegio vuelve a poner en alerta a padres y docentes para prevenir esta práctica, que afecta en Chile a 1 de cada 4 estudiantes.

Como un “enemigo silencioso y muchas veces mortal” calificaron los padres de Drayke Hardman el acoso escolar físico y emocional que sufrió su hijo en el colegio, y que finalmente lo llevó al suicidio.

El caso ha encendido nuevamente las alarmas respecto de la necesidad de prevención en el ámbito escolar de este tipo de agresiones, situaciones que podrían potenciarse con el próximo retorno a clases presenciales.

El último estudio de la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras, comenzado en marzo de 2020 y terminado en el mismo mes de 2021, demostró que hubo un aumento de un 40% en las denuncias por maltratos físicos y psicológicos en colegios públicos y privados de Chile.

De 3.760 casos, pasamos a 5.934. Es decir, el bullying afecta a 1 de cada 4 niños o jóvenes en nuestro país.

Según afirmó la directora ejecutiva de la consultora Praesidium Chile, Ximena Schencke, si bien el bullying también ocurre de manera on line, “es en la convivencia escolar donde se manifiesta con mayor impacto, por lo que el retorno a clases presenciales luego de un largo confinamiento debe poner a padres y docentes en alerta“, sostuvo.

Acoso y discriminación

Schencke señaló que alguna vez se consideró al bullying como un “mal necesario” de los años escolares. “Hoy, sin embargo, se sabe que el acoso escolar es un problema grave que puede afectar la salud física, el bienestar emocional y el rendimiento académico. Para ayudar a los menores a manejar el acoso escolar es necesario aprender a reconocerlo, prevenirlo y saber cómo responder a este”, advirtió.

La experta explicó que el bullying es una forma de agresión en la que uno o más niños o jóvenes intimidan, acosan o dañan repetida e intencionalmente a una víctima que se percibe como menos poderosa, diferente o más débil en relación a sus compañeros.

Esto puede deberse a su situación social o económica, discapacidad, minoría étnica, racial o religiosa, orientación sexual o identidad de género, etc.

acoso escolar
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Señales de advertencia

Para la directora ejecutiva de Praesidium Chile, si un menor está siendo acosado es posible que no hable por miedo, vergüenza o temor a represalias. Las señales pueden ser vagas o verse como problemas de salud mental.

Por lo tanto, hay que estar atentos a signos clave: pérdida o destrucción de ropa, aparatos electrónicos u otras pertenencias personales; pérdida abrupta de amigos o evitación de situaciones sociales; rendimiento escolar deficiente o rechazo a ir a la escuela; dolores de cabeza, de estómago u otras molestias físicas.

También la dificultad para dormir o pesadillas frecuentes; angustia después de pasar tiempo en línea o en el teléfono; rechazo repentino a dispositivos electrónicos; sentimientos de impotencia, baja autoestima o tristeza sin causa aparente y comportamiento autodestructivo, como lesiones auto infringidas.

Como estrategias para prevenir y abordar el acoso escolar, Schencke recomendó mantener la comunicación abierta siempre, y hablar sobre el acoso antes de que ocurra. “Algunas preguntas clave que podemos realizar a los niños son: ¿Qué cosas buenas pasaron hoy en la escuela? ¿Qué cosas malas? ¿Qué comportamientos consideras que serían acoso escolar? ¿Cómo es el almuerzo, el recreo o el transporte escolar? Si te acosan en la escuela, ¿existe un adulto con quien puedas hablar?”.

Conversar y proteger

La experta sugirió, además, conversar con los niños sobre tener estrategias para responder al acoso, como alejarse y evitar la situación donde este se produce; hablar con los padres/adultos de confianza sobre la situación; contarle a un amigo lo que pasó o evitar estar solos, y buscar a amigos y adultos que les den seguridad y apoyo.

Finalmente, Ximena Schencke recomendó promover que los menores sean defensores de otros. “Normalmente, cuando un niño es acosado hay otros niños que son testigos”, indicó.

Al defender a un estudiante “se promueve un ambiente seguro para todos los miembros de la comunidad. Para que ello ocurra hay que incentivar algunas acciones, como la promoción de comportamientos inclusivos, empáticos y amables o criticar el comportamiento de acoso cuando suceda”, concluyó.