Pasar debajo de una escalera, derramar sal o romper un espejo, son algunas de las supersticiones más populares, cuyos orígenes son muy variados.

A los anteriores se suman los gatos negros, quienes a lo largo de la historia se han visto afectados por creencias supersticiosas que solo terminan por discriminar.

Incluso, muchas personas sienten que tendrán mala suerte si un felino de ese color se les cruza en la calle.

Pero, ¿dónde surgen esos mitos? Todo comenzó durante el período medieval (500 d.C. a 1500 d.C.), cuando los gatos negros fueron asociados con el diablo en partes importantes del continente europeo.

Según consigna el sito Animal Welfare Charity, se piensa que los pueblos normandos y germánicos originaron la idea de que el avistamiento de un felino como ese, era señal de que pronto ocurriría una muerte.

Posteriormente dichas supersticiones se extendieron en la región, provocando el sacrificio masivo de esos animales.

Asimismo, se cree que esa macabra acción, contribuyó a la sobrepoblación de ratas durante esa época, lo que provocó la propagación de la peste bubónica.

Las pulgas, el principal parásito de esos roedores, fueron portadoras de la enfermedad transmitida a los humanos, registrando 25 millones de muertes en cinco años, según consigna el diario electrónico Huffington Post.

Gato negro y bruja
The Alchemists Kitchen

Los gatos negros y su supuesto vínculo con la brujería

Cabe recordar que en el período medieval, muchas mujeres y hombres inocentes fueron perseguidos al ser acusados ​​de usar magia.

En este contexto, las antiguas creencias hacían referencia a que las brujas utilizaban gatos negros como una forma de realizar malas acciones y comunicarse con el diablo.

Incluso, otros mitos afirmaban que las brujas se transformaban en felinos negros para ocultar su identidad y lanzar hechizos.

La creencia sobre los gatos negros llega a América

Si bien esas creencias se masificaron en el viejo continente, rápidamente el mito se expandió en América, con la llegada de los europeos. De ese modo, la persecución de brujas y gatos negros continuó durante los juicios por brujería de Salem en Massachusetts, donde se acusó a más de 200 personas por ese “delito”.

Durante ese tiempo, los gatos negros, entre otros animales, fueron acusados ​​de ayudar a las brujas a realizar hechizos o incluso hacerlos ellos mismos.

Como resultado, la superstición del gato negro había encontrado un lugar permanente en la historia de Estados Unidos, y muchas personas usaron esto como una excusa justificada para el maltrato y abuso de los gatos negros.

Gato negro
Contexto | Pexels

La incidencia del papa en la superstición

Otro de los orígenes sobre esta superstición, ocurrió en el año 1233, cuando el papa Gregorio IX escribió el decreto Vox In Rama, donde condenaba la herejía del luciferismo presente en Alemania.

Según recoge el diario electrónico Huffington Post, hay quienes dicen que fue debido a un sueño que tuvo el sumo pontífice, donde se le apareció la figura del diablo en forma de gato negro y le ordenó que se arrodillara ante él.

Otros afirman que el Papa redactó el decreto respondiendo al gran inquisidor del Imperio Germánico, Konrad von Marburg, quien denunció que se estaban llevando a cabo cultos satánicos y orgías en las que se adoraba a una estatua con forma de gato.

A pesar de que estas teorías han permanecido a lo largo de la historia, no son más que creencias arcaicas que terminan por discriminar a los animales por el color de su pelaje.